
El sensacionalismo o amarillismo ha experimentado un crecimiento enorme en los últimos años, buscando los medios de comunicación cada vez más la provocación de emociones en el lector antes que transmitir información seria. Las necesidades de la burguesía por ocultar los problemas reales le hace desviar la atención de la población general hacia determinados asuntos más escabrosos sin ningún tipo de pudor y con escaso rigor.



















