Vuelve la Navidad y los centros comerciales se vuelven a engalanar de adornos navideños, de árboles con pomposas bolas relucientes y con lucecitas de colores que nos indican que todo es felicidad y armonía. Sin embargo, detrás de toda esta parafernalia, se esconde la realidad que bien conoce la juventud obrera: la explotación desmedida de los contratos temporales.
En estas fechas, debido al aumento del consumo y al volumen de negocios en los centros comerciales, año tras año nos encontramos con la contratación por parte de las empresas de trabajadores para sus necesidades por un periodo muy corto de tiempo y donde siempre recurren a contratos temporales con los que explotar de la mejor forma posible a la clase trabajadora y en especial a la juventud obrera, la cual por sus características, como el ser estudiantes o el no tener experiencia laboral, la hace propensa a ser objeto de estos contratos. Los contratos a los que recurren las empresas en estas fechas se caracterizan por ser temporales, bajo salario, horario flexible, horas extras, cobro del salario en negro... en resumen, precarias condiciones.