
Para la juventud, y sobretodo la juventud a la que no le sobra el dinero, que es la inmensa mayoría, poder comprar ropa -necesidad básica- a un precio bajo es un beneficio que difícilmente se puede rechazar. Habitualmente, la familia obrera no tiene para comprar ropa buena y de gran calidad, igual que no tiene para comprar, por ejemplo, comida ecológica, hablando de otra necesidad básica. Pero igual que en la industria alimentaria, en la textil los bajos precios tienen una explicación: más y más explotación para nosotros, las y los trabajadores, especialmente la juventud.