
En julio de 1972 se jugaba en Reikiavik, Islandia, la final del campeonato mundial de ajedrez. Los protagonistas eran el soviético Boris Spassky y el norteamericano Bobby Fischer, lo que confería al duelo una importancia mucho más allá de lo deportivo. Ésta es una breve crónica del único campeonato mundial de ajedrez, tanto femenino como masculino, ganado por un no soviético desde 1950 hasta la disolución de la URSS.
 
 











 
					 
					 
					 
					 
					 
					 
					 
					 
					 
					 
					 
					 
					










