Cuando los jóvenes escuchamos las diferentes noticias sobre los recortes en las pensiones o las distintas contrareformas que se han llevado a cabo en este ámbito desde que entramos en la crisis, podemos pensar en cierto modo, que al no ser pensionistas a nosotros no nos afecta.

Lejos de ser esto realidad, las reformas en el sistema de pensiones , sumadas a la cada vez mas acentuada precariedad laboral, nos empujan a una realidad en la que acceder a una pensión completa por nuestro trabajo se convierte en una misión imposible.

Enseñar, educar, impulsar valores y ayudar al crecimiento personal de los niños y niñas desde su más tierna infancia es una tarea esencial dentro de las sociedades humanas. A casi nadie se le escapa esto. Quién no recuerda con cariño a aquel monitor de deportes o de inglés, al auxiliar de guardería y al maestro de educación infantil o primaria. Sin embargo, en estas distintas categorías profesionales vemos como sus trabajadores sufren la incomprensión de una actividad realmente difícil y exigente, con un salario que no se corresponde con el trabajo desempeñado y cada día con peores condiciones.

El trabajo en promociones y eventos es, hoy en día, uno de los pocos trabajos a los que pueden acceder los jóvenes sin experiencia laboral anterior, que dado el altísimo grado de desempleo juvenil, especialmente en la franja de edad entre 16 y 20 años, es un porcentaje muy elevado de la juventud.

Estos trabajos se han visto reducidos debido a la crisis ya que las empresas al ver disminuidas sus ganancias no invierten tanto en promociones a pie de calle con azafatos y azafatas que promocionen la marca mediante empresas intermediarias dedicadas a esa labor.

Los jóvenes de clase trabajadora, tanto los que todavía no nos hemos incorporado al mercado laboral como los que ya pertenecíamos a él, nos vemos obligados en no pocas ocasiones a tener que desplazarnos a otras ciudades para poder optar a puestos de trabajo que a duras penas nos permiten mantener un piso o una habitación de alquiler. En ocasiones, un título de formación superior nos genera determinadas expectativas y nos da las suficientes esperanzas para aventurarnos a viajar a una ciudad desconocida en busca de unas opciones que el mercado laboral actual jamás nos proporcionará.