Llega otro 26 de julio, y, con él, llega de nuevo la admiración hacia un pueblo que supo salir a flote de las garras coloniales y neocoloniales con sus propias manos, con sus manos desnudas, empuñando también fusiles ya entonces caducos pero, aún más importante, y como recoge el logotipo de la campaña cubana de alfabetización desarrollada en España “ yo sí puedo”, empuñando con firmeza el lápiz.
Cuba es un país de ejércitos de educadores, de brigadas de enseñantes y de infanterías de estudiantes. No en vano esta pequeña isla es también una isla de alfabetización, un oasis dentro de un contexto geográfico dónde el imperialismo sume en la pobreza y la ignorancia a millones de personas. No es este el caso de la isla del socialismo dónde la juventud disfruta de algo tan simple como el hecho de tener la posibilidad de aprovechar todo su potencial, y no tan solo lo disfruta la juventud cubana sino que se ofrece también a centenares y miles de jóvenes latinoamericanos e incluso de otros continentes como saharauis y muchos otros (pues el internacionalismo cubano es también patrimonio genuino de este pueblo culto).