Llega otro 26 de julio, y, con él, llega de nuevo la admiración hacia un pueblo que supo salir a flote de las garras coloniales y neocoloniales con sus propias manos, con sus manos desnudas, empuñando también fusiles ya entonces caducos pero, aún más importante, y como recoge el logotipo de la campaña cubana de alfabetización desarrollada en España “ yo sí puedo”, empuñando con firmeza el lápiz.

Cuba es un país de ejércitos de educadores, de brigadas de enseñantes y de infanterías de estudiantes. No en vano esta pequeña isla es también una isla de alfabetización, un oasis dentro de un contexto geográfico dónde el imperialismo sume en la pobreza y la ignorancia a millones de personas. No es este el caso de la isla del socialismo dónde la juventud disfruta de algo tan simple como el hecho de tener la posibilidad de aprovechar todo su potencial, y no tan solo lo disfruta la juventud cubana sino que se ofrece también a centenares y miles de jóvenes latinoamericanos e incluso de otros continentes como saharauis y muchos otros (pues el internacionalismo cubano es también patrimonio genuino de este pueblo culto).

Mientras en España vemos como la juventud cualificada huye del país en busca de un futuro digno en el que desarrollar toda su formación y proyectos, en el que dar salida a todo el esfuerzo económico de años de tantas y tantas familias de clase obrera  para dar formación a sus hijos e hijas, de tantos y tantos trabajos precarios y remunerados en el  cinismo del trabajo temporal destinados siempre a  pagar interminables matriculas, en fin, de lucha diaria, en Cuba es derecho inalienable de todo cubano el gozar de la educación pública y de calidad desde la tierna infancia (desde los círculos infantiles y de pre-escolar hasta la educación para adultos pasando por el sistema universitario, la educación técnica profesional o la educación para adultos). ¿Qué joven de nuestro país no soñaría, no tan solo con dar rienda suelta, como se decía, al potencial de uno mismo, sino a la vez poder ayudar con ello a su propio pueblo, país y Estado, a ofrecer dichos derechos a todo hermano, vecino y amigo? Eso es Cuba, eso es socialismo y a julio de 2013 se encuentra aún a años luz de la tan cacareada “España del primer mundo”.

Otra dicha del joven cubano es el acceso a la vivienda. Mientras en España los jóvenes sufrimos de la completa incapacidad de emanciparnos, con cerca de 4 millones de viviendas vacías e innumerables dificultades e impedimentos para llegar a estas (altísimos índices de paro y nula cobertura e ayuda estatal en cuanto a  políticas dirigidas a la juventud en todos los sentidos), en Cuba existen numerosas fórmulas para facilitar el acceso a una vivienda a todo cubano:

Significativo es, sin duda, que la revolución trajo la propiedad de la vivienda, en el sentido más estricto de la palabra, a la población del momento y abrió las puertas a que todo cubano en adelante siguiera el mismo fin, adquiriendo vivienda por módicos precios equivalentes a un alquiler, proporcionando dicha vivienda mediante planes estatales de construcción dedicados  a tal fin o bajo el amparo de la “construcción por esfuerzo propio” en el que el estado proporcionará créditos y subsidios para posibilitar la construcción de la vivienda por cuenta del propio interesado. Cabe contextualizar también el esfuerzo del estado socialista cubano para con la rehabilitación y renovación de viviendas (pues siendo un país al azote periódico de fenómenos meteorológicos adversos de ello se resienten los respectivos edificios, algunos de ellos con décadas de historia a las espaldas). Sin duda no se tratará de viviendas de un lujo desenfrenado (¿quién lo necesita?) pero cumple con el propósito fundamental: Ningún cubano sin techo. Podemos formular, en ese sentido que,  en el mismo momento en que en Cuba una pareja y sus hijos abren por primera vez las puertas de su nuevo hogar en adelante, en España están desahuciando a otra por no poder afrontar el alquiler. Bendita dictadura la de Cuba, ¡mientras en España te echan de casa democráticamente!.

Otro aspecto por el que cabe destacar el modelo cubano como espacio de libertad y plenitud para la juventud es la cuestión del acceso a la cultura y al deporte (materia en la que, cabe decir, también incide directamente la propia educación pública cubana). Así pues y, a cuenta del Ministerio de Cultura dela Repúblicade Cuba y del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación respectivamente, se asegura a todo cubano el acceso a la cultura, ofreciendo una amplia red de museos, bibliotecas, conservatorios, cines etc. No tan solo en espacios céntricos y urbanos sino también en enclaves rurales etc. Dichos servicios son también, huelga decirlo, gratuitos. ¿Qué joven del estado español no se lamenta el fin de semana al abrir la cartera y ver que, otra vez, no puede permitirse invertir en ver una película los casi 8 euros que vale, a día de hoy, una entrada en, por poner un ejemplo, un cine barcelonés? En cuanto al deporte más de lo mismo, no es extraño ver, en competiciones internacionales, a numerosos jóvenes cubanos compitiendo a alto nivel y adquiriendo notable éxito (valga como ejemplo la entrañable imagen de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 de las judocas cubanas y norcoreanas abrazadas mostrando con orgullo sus medallas recién ganadas).  Tal meta sería imposible sin la vasta red de servicios deportivos de los que goza des de la más tierna infancia la juventud cubana. ¿Cómo accede el joven en España a las instalaciones y servicios deportivos? Exacto, como accede, si puede, a la educación: con matriculas abusivas, precios desorbitados y un espíritu competitivo muy alejado de la fraternidad cubana (alegoría quizás de la diferencia entre el capitalismo español y el socialismo cubano en el sentir de sus respectivos ciudadanos).

 No se trata de cantos de sirena al hablar de Cuba, juventud y socialismo. No es fariseo ni hipócrita sentir una envida sana hacia ese pueblo y esa juventud que ciertamente importa al país y al estado, pues se observa reflejada en ella como la semilla del mañana. ¿Qué nos espera, en cambio a los jóvenes de los pueblos del estado español en la dictadura del capital? Nos arrojan al paro, a la droga, a la miseria y a la depresión. Mientras tanto, en Cuba, todos y cada uno de los jóvenes son, como diría el poeta comunista Miguel Hernández, vientos del pueblo.

Xavier Ferràndiz es miembro de la Comisión de Mov. Antiimperialista del Comité Central de los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC).