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Cuáles son los riesgos del uso de gases lacrimógenos

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Es previsible que el uso de gases lacrimógenos sea cada vez más habitual en España por parte de las fuerzas represivas. Esta incorporación es un nuevo signo de la tendencia a la reacción del capitalismo en su fase imperialista, que organiza su respuesta frente al avance de las luchas obreras y populares. Como vamos a poder ver, los gases lacrimógenos tienen efectos muy perjudiciales sobre los seres humanos, que pueden incluso provocar la muerte por el impacto del bote.

En el imperialismo, fase superior del capitalismo, la burguesía tiende a la reacción en todos sus ámbitos. Por eso no es de sorprender que, a medida que se agudiza la lucha de clases, y con ello aumenta la movilización popular y su combatividad, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, utilicen nuevas y viejas herramientas para reprimir a la clase obrera y los sectores populares que se movilizan contra las políticas de recortes y ajustes.

Entre las viejas herramientas de represión, encontramos el gas lacrimógeno, que, por primera vez en mucho tiempo, ha vuelto a ser usado por la UIP durante las "Marchas de la Dignidad". Este hecho está registrado en algunos videos de YouTube y es reconocido por la propia policía. También se pudo observar en algunos videos de la huelga de estudiantes del 26 y 27 de Marzo cómo los antidisturbios portaban botes de gas lacrimógeno, si bien es verdad que finalmente no los llegaron a utilizar. Estos hechos no son anecdóticos, ni aislados, sino que representan un serio precedente y todo parece indicar que el uso de gas lacrimógeno volverá a ser habitual y se combinará con otras armas que utiliza la policía para reprimir, como las porras, los escudos antidisturbios, las escopetas de balas de goma y las defensas extensibles.

El gas lacrimógeno es un arma química, cuyos compuestos químicos más habituales son el bromuro de bencilo o el gas CS (o-clorobenzilideno malononitrilo). Este gas provoca irritación ceguera, mareos y vómitos, pérdida de capacidad sensorial, tos, dolor ocular y dificultades respiratorias. Los efectos son prácticamente instantáneos tras su inhalación y desaparecen a los pocos minutos de estar expuesto a la humareda. Para combatir los efectos del gas lacrimógeno lo más recomendable es hacer una mezcla en un aerosol que contenga un 50% de agua y un 50% de almax y ante el menor contacto con material lacrimógeno rociar la cara.

El uso de gas lacrimógeno en España está regulado: su uso sólo puede ser autorizado por el mando operativo, aunque ya sabemos que la policía se puede saltar las leyes y regulaciones del estado burgués, como ya ocurre con los protocolos del uso de porras y pelotas de goma que por regla general no se respetan.

Para que nos hagamos una idea del poder devastador de los gases lacrimógenos, veremos a continuación un par de episodios, más o menos recientes, que nos muestran los efectos dañinos del uso de este material antidisturbios.

El 25 de Enero de 1977, en plena transición, Mari Luz Nájera, alumna de la facultad de Ciencias Políticas, era asesinada por la policía tras recibir el impacto de un bote de gas lacrimógeno en la cabeza. El gas lacrimógeno no sólo es peligroso por sus efectos contra el aparato respiratorio y el aparato visual, su impacto también puede causar graves daños puesto que es un objeto contundente.

El 20 de Octubre de 2011, durante la jornada de huelga general en Grecia, un sindicalista del PAME (Frente Militante de Todos los Trabajadores) fue asesinado a manos de los "antiautoritarios" (anarquistas y elementos izquierdistas varios) que trataron de reventar la concentración del PAME frente al parlamento. El trabajador que perdió la vida, tuvo un paro cardiaco causado por la inhalación de material lacrimógeno. El uso del material lacrimógeno por parte de la policía y otros grupos contrarrevolucionarios ha contaminado hasta tal punto la atmosfera de la plaza Sintagma y sus alrededores, que muchas personas a lo largo del día usan mascarilla para transitar esas zonas.

El pasado mes de febrero, durante el partido de Primera División que enfrentaba en el Madrigal al Villareal contra el Celta de Vigo, un encapuchado lanzó un bote de gas lacrimógeno al campo, lo que provocó que tuvieran que desalojar en cuestión de minutos un campo con un aforo de 25.000 personas. El lanzamiento afectó prácticamente a todos los futbolistas y espectadores, debido a lo cual algunos tuvieron que ser atendidos después. El rápido desalojo evitó daños mayores.

El 22 de Marzo, durante las cargas policiales en las "Marchas de la Dignidad", se lanzaron tres botes de gas lacrimógeno. No se conoce el alcance que pudieron llegar a tener, ni a cuántas personas hirieron realmente, pero varios periodistas tuvieron que ser atendidos por desmayos y vómitos.

Ahora que hemos visto lo dañinos que pueden resultar los botes de gas lacrimógeno, conviene aclarar que nosotros, los comunistas, no rechazamos estas herramientas de represión en abstracto. Las rechazamos porque son usadas contra la clase trabajadora y los sectores populares, para reventar movilizaciones y huelgas, para frenar la combatividad de los trabajadores que están huelga, para reprimir y amedrentar al estudiantado que se moviliza, para evitar que el pueblo se organice y mande al basurero de la historia el caduco sistema capitalista.

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