Con la crisis general del capitalismo la situación de la clase obrera, precaria de por sí, empeora a raíz de las crecientes contradicciones del sistema. Despidos, bajadas de salario, recortes, privatizaciones, guerras... Es lógico que la clase obrera responda, que defienda los derechos que tan duramente ha ganado y que tan injustamente quieren arrebatárselos. Es lógico que, cuando los servicios públicos caen en las garras del gran capital, las clases populares se organicen para cubrir con una alternativa el agujero que ha dejado el Estado. Este último es el ejemplo de Can Vies, un centro social de Barcelona el cual ganó notoriedad por las diversas actividades culturales y sociales que acogía, impulsadas por y para el pueblo trabajador.