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La llave de Sarah, una historia de supervivencia

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La tercera y última recomendación de "Tómate un descanso entre exámenes" es, como la de Los Girasoles ciegos una historia de represión, en esta ocasión ejercida por el Estado francés, un gobierno satélite de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Igualmente, se trata de una adaptación de la novela de Tatiana Rosnay de 2007, caracterizada tanto por su éxito de ventas, como por su gran calidad literaria y su atractivo contenido. Así, para despedir el mes de junio recomendamos una historia llena de sentimiento, que habla sin rodeos de uno de los episodios más vergonzosos de la historia de la humanidad, pero que también lleva un importante mensaje escrito: la necesidad de recordar y mantener viva la memoria.

Esta película de 2010, dirigida por Gilles Paquet-Brenner no es una película sobre la guerra y el Holocausto más. Tampoco es una historia sensiblona vacía de contenido. Al contrario, se trata de una invitación a conocer, a partir de un acontecimiento real, una historia ficticia, la de Sarah, que es capaz de englobar las miles de pequeñas historias de niños, mujeres y hombres que sufrieron la persecución nazi por su religión, su cultura, su identidad, su ideología. Estos hechos son las detenciones de 13.000 judíos de París en julio de 1942, que fueron llevados al velódromo de invierno, donde les mantuvieron retenidos varios días para ser luego deportados en varios trenes al campo de concentración de Auschwitz . En relación a esta realidad, La llave de Sarah ofrece dos reflexiones muy interesantes. La primera es una dura crítica a gran parte de la historiografía y los poderes públicos franceses que durante décadas han hablado del Holocausto como algo que solamente competió al régimen nazi, queriendo borrar cómo las autoridades francesas fueron cómplices e incluso protagonistas de esta política antisemita. La segunda es el desconocimiento de estos hechos por gran parte de la sociedad, a pesar de su magnitud y su gravedad, habiendo sido eliminados de la memoria colectiva del pueblo francés.

No obstante, la historia de una familia judía que es detenida en su vivienda en París en julio de 1942, de la que el padre y la madre mueren deportados y el hermano pequeño permanece encerrado en un armario, es una historia de luz y supervivencia. Supervivencia del pueblo francés que, a pesar de la indiferencia de gran parte de él, el silencio por miedo o por interés, ofrece el ejemplo de muchos civiles que se enfrentaron con sus medios y en su vida cotidiana al Estado francés colaboracionista. Son ejemplos las mujeres que lanzaban manzanas al campo donde se hacinaban miles de niños judíos a la espera de ser deportados, o la familia que acoge a dos niñas huidas del campo, les da cobijo y comida y termina adoptando a Sarah como si fuera su hija.

Supervivencia de Sarah, que escapa del campo para poder regresar a París a sacar a su hermano del armario donde le había metido para que no fuese también detenido, y que, luego, tras el grave impacto que le supone encontrarle muerto y que sus padres nunca volviesen de Auschwitz , decidió salir adelante, aunque al final su pasado le terminó pesando demasiado. Supervivencia igualmente de la memoria, a través del personaje de Julia Jarmond, una periodista que se involucra en un reportaje sobre los hechos de julio de 1942 con el propósito de rescatarlos del olvido y termina descubriendo que no es una historia tan lejana, sino que su propia vida se ve enredada en ella. En efecto, gracias a la investigación de la periodista es como conocemos la historia de Sarah, en cuya casa pasó a vivir la familia de su marido justo en julio de 1942, y que decide seguir el rastro de aquella niña.

La llave que Sarah llevó consigo al ser detenida y que abría el armario donde encerró a su hermano simboliza su propia historia, que durante más de 50 años permanece oculta a la espera de que sea desbloqueda. La historia de Sarah, que es la de los millones de judíos marcados con la estrella amarilla por toda Europa, y que fueron perseguidos, humillados y asesinados por un régimen que establecía diferencias y supremacías entre los pueblos según criterios de nacionalidad, ideología o cultura. Pero también es la historia de los homosexuales marcados con al estrella rosa o los "prisioneros políticos", en su mayoría comunistas, con la estrella roja. Por ello, el principal mensaje de esta película es que nunca debemos encerrar bajo llave nuestro pasado, nuestra historia, sino tenerla siempre presente y rendir con nuestra lucha cotidiana un homenaje a todas las víctimas inocentes de una ideología basada en la desigualdad y en una opresión salvaje al pueblo.

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