El imperialismo, es decir, el capitalismo más altamente desarrollado, lleva de forma intrínseca la reacción y la rapiña en cualquier forma que pueda resultar beneficiosa para los intereses de los monopolios. Si hoy en día vemos cómo a lo largo del globo se ejecutan guerras cuyos intereses últimos no son más que la apropiación de distintos recursos naturales, los estados imperialistas no dudan además en hacer la guerra para acabar con los gobiernos obreros y populares. Perfecto ejemplo de ello son los documentos revelados acerca del envío clandestino de jóvenes latinoamericanos a Cuba para tratar de forzar la caída del modelo socialista cubano.

 

Durante meses, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) estuvo haciendo uso de los servicios de una empresa para llevar a cabo un programa de reclutamiento de jóvenes de Costa Rica, Perú y Venezuela, que posteriormente eran infiltrados en proyectos sanitarios y cívicos para entrar en contacto con jóvenes cubanos a los que convencer de la necesidad de conducir a Cuba hacia una transición capitalista, siendo introducidos estos primeros como turistas.

 

Fue la agencia Associated Press, tras forzar al Gobierno a entregar un legajo de documentos bajo el Acta de Libertad de Información, quien publicó la existencia de dicho plan. A lo que la USAID ha respondido con las siguientes declaraciones: "Este trabajo no es secreto, no es clandestino, ni está encubierto. En cambio, es importante para nuestra misión apoyar los valores universales, erradicar la pobreza extrema y promover sociedades resistentes y democráticas. Prioritarios en esos valores universales son: el derecho a expresarse libremente, reunirse y asociarse sin miedo, y elegir libremente a los líderes políticos. Lamentablemente, al pueblo de Cuba, y a muchos otros en el mundo, se le siguen negando estos derechos básicos".

Entre la documentación revelada por AP podemos encontrar la preocupación y el peligro que supuso para el plan el caso de Alan Gros, contratista que viajó a la isla a cuenta de USAID para montar una red de Internet contrarevolucionaria. Este plan fue descubierto por los servicios de inteligencia cubanos que condenaron a Gross a 15 años de cárcel por espionaje. Esta detención y condena no hizo sino reforzar la seguridad del programa: "la orientación (de usar extrema precaución mientras estaban en Cuba) se aplica a todos los viajeros, no sólo a los ciudadanos estadounidenses" advertían funcionarios de USAID a los jóvenes enviados a la isla. Los jóvenes contaban también con claves para comunicarse con los Estados Unidos tanto por correo como por mensajes de texto de forma encubierta: "Tu hermana está enferma", quería decir que debían volver a casa lo más rápido posible porque estaban en peligro.

 

A pesar de todas las indicaciones y claves encubiertas, lo cierto es que el plan de los EEUU tuvo poco efecto, los jóvenes carecían de experiencia (solo un cursillo de media hora) y fueron pobremente remunerados, apenas 5,41 dólares la hora. Los jóvenes llamaron rápidamente la atención de las autoridades cubanas, y fueron fácilmente descubiertos incluso por jóvenes cubanos que no dudaron en denunciar la labor que estos jóvenes cumplían.

Por supuesto este caso ha generado distintas reacciones , especialmente destacables, por ejemplo la de Ramón Saúl Sánchez, del 'Movimiento Democracia', movimiento anticomunista que actúa dentro de la propia Isla, quien dijo que "ya sabíamos que la USAID estaba actuando en Cuba", lo que demuestra el apoyo que reciben estos defensores de la "democracia" y el papel reaccionario que cumplen. Las reacciones han oscilado continuamente entre la indignación y la burla, ante otro plan del imperialismo para tratar de hacer tambalear un modelo obrero y popular que continua caminando hacia delante.

 

Fuente: El Mundo