Todos nosotros nos preguntamos qué significan esas pancartas que hay por las facultades y que anuncian estos hechos.　Lo que se busca con esta política　es suprimir las Jefaturas de Negociado de Gestión Administrativa de los Departamentos para crear una sola unidad administrativa para el trabajo departamental, lo cual llevaría a una peor gestión del servicio universitario por una deteriorada atención al profesor y al alumno, repercutiendo así en la calidad universitaria. Se pretende fusionar departamentos, y reducir la plantilla del servicio administrativo de los mismos a través de la prejubilación y jubilación. Reducciones de plantilla que impedirán el acceso de nuevos trabajadores a esos puestos de trabajo, y motivarán el pluriempleo en la administración de quienes permanezcan en su puesto. Actualmente ni CCOO ni UGT están apoyando de forma activa la lucha de los trabajadores y las trabajadoras del servicio administrativo, ya que las　cúpulas　aristocráticas　de ambos sindicatos se dedican exclusivamente a realizar continuos servicios para el rectorado de la Universidad Complutense. Estas medidas no solo redoblarán la cantidad de trabajo sino que también repercutirán en la atención al alumno, lo que demuestra de forma palpable que la lucha de los trabajadores y los estudiantes discurre por las mismas vías y debe avanzar hacia los mismos objetivos.

　

La reducción del servicio administrativo no es más que otra medida que ataca frontalmente a los trabajadores y trabajadoras, a la vez que empobrece la calidad docente que se oferta a los que asisten a la universidad pública, que ente los estudiantes de extracción obrera y popular cada vez son menos. Vemos así cómo a la subida de tasas, la reducción de becas y las medidas para expulsar a los estudiantes de familias trabajadoras de la universidad, junto los ataques a sectores como los trabajadores y las trabajadoras de la limpieza, se le suma ahora el ERE encubierto contra el personal administrativo. Son los trabajadores y trabajadoras los que hacen que funcione la universidad y los que tienen que sufrir continuos ataques por parte del decanato, que maneja la universidad según los designios de la Comunidad de Madrid y de los organismos europeos y en función de los intereses de los empresarios y banqueros. Los trabajadores no pueden continuar depositando sus esperanzas en　cúpulas　sindicales al servicio del　rectorado　ni en ningún organismo estatal, solo su unidad desde la base y su lucha contra donde radica el propio problema, en un sistema capitalista en cuyo funcionamiento estructural se incluyen este tipo de prácticas, es la solución.