• La joven sufrió lesiones que la dejaron de baja durante un año al participar en una extraña prueba en una selección laboral.

«Fue el dolor más grande que he sentido», afirma la joven al recordar el accidente que la llevó a querellar a la empresa. Según cuenta, los hechos se remontan al 13 de octubre del pasado año, cuando a la empresa Ecoline 2010 se le ocurrió realizar una selección de personal de una forma poco ortodoxa y totalmente inmoral. La joven explica que los aspirantes fueron separados en tres grupos en una gran sala mientras un directivo situado en el centro sostenía un billete de 50 euros. El hombre aseguró antes de dejar caer el billete que el trabajo sería para el primero que lo cogiese y los 50 euros formarían parte de su primer sueldo. Los aspirantes, ansiosos por obtener el empleo se abalanzaron sobre él, sufriendo muchos de ellos golpes y magulladuras y en el caso de la joven denunciante una grave lesión en la columna vertebral que la obligó a llevar ortopedia durante más de dos meses y permanecer un año de baja laboral.

La joven afirma además que fue una compañera quien la tuvo que llevar al hospital ya que los jefes se negaron a llamar a la ambulancia a pesar de percibir claramente la gravedad de la lesión.

A pesar de lo aparentemente insólito de la prueba, no fue la única, ya que la afectada afirma que el proceso de selección se prolongó durante tres días en los cuales las actividades consistían en sesiones de música alta y luces de colores para, según los directivos, aumentar la motivación y extraños "juegos" de selección que podrían haber concluido con resultados similares al del billete de 50 euros. También destaca la joven que la empresa, tal vez por «vergüenza y resentimiento» le firmó un contrato indefinido a tiempo parcial cuando se enteró de la gravedad de la lesión a pesar de conocer que ésta le supondría una baja prolongada. Tras cobrar el primer mes la empresa le envió su despido alegando que no había superado los dos meses de prueba requeridos.

La joven que ahora tiene 24 años afirma que se sintió «humillada, vejada y maltratada, y que hizo cosas que de otra forma, si no hubiera sido por la necesidad de obtener un puesto de trabajo, nunca se habría rebajado a aceptar».

Un episodio grotesco que se suma a los innumerables abusos que los empresarios realizan sobre los trabajadores en paro, que desesperados por encontrar empleo, son empujados a asumir rebajas de derechos y vejaciones de este tipo. Abusos que durante la crisis capitalista han alcanzado cifras astronómicas y expresiones infames como esta.