• Los fascistas son los perros de presa de la burguesía en momentos de crisis.
• Utilizan discurso fácil para arrastrar a los trabajadores desesperados, pero no ofrecen una salida real.

El pasado viernes 21 de febrero la organización fascista Democracia Nacional atacaba la sede de una ONG, SOS Racismo, que lucha contra la xenofobia. De madrugada y actuando de manera vil y rastrera los fascistas colocaron bengalas (que alertaron por el olor a los vecinos quienes evitaron probablemente males mayores) una pancarta con el siguiente mensaje: "Denunciáis a los que protegen nuestras fronteras. Alto a la invasión. Los españoles también nos ahogamos. SOS Racismo, organización antiespañola'' y pegatinas de la citada organización que rezaban "Seis millones de parados, seis millones de inmigrantes a su casa. Recuperemos nuestro país. Los españoles primero. wwww.democracianacional.org. DN"

El avance del nazi-fascismo no es casual y este hecho no es una anécdota aislada. El discurso fácil, señalando a un supuesto enemigo bien identificado y ofreciendo una solución a priori sencilla y rápida así como la situación de desesperación de miles de trabajadores que viven en la miseria alimentan a diario las filas de estas organizaciones. Y es que el discurso de estas organizaciones no es solamente racista y anticomunista sino que adquiere tintes muy populistas (en contra de los políticos, en contra de la fuga de cerebros...) que pueden ser engañosos. Pero precisamente a día de hoy Ucrania nos muestra cómo el nazi-fascismo no está muerto sino que supone un gran peligro para el pueblo trabajador si se le deja avanzar.