En el año 2013, los españoles fueron los terceros en ser expulsados de países de libre circulación.
Muchos jóvenes salieron de España hacia Bélgica en busca de un futuro prometedor y una mejor vida en el extranjero. Sin embargo, 300 de ellos recibieron una notificación de expulsión del país debido a una sobrecarga del sistema. La portavoz de Justicia de la Comisión Europa (CE), Mina Andreeva, explica que "la libre circulación es un derecho acompañado de deberes" [1]. Pese a justificar que estaban en búsqueda de empleo en todo momento, no fue suficiente y el país procedió a su extraditación.
Esta es la verdadera y ruda cara del capitalismo, donde cada vez más se azota a los jóvenes de extracción obrera y popular, no sólo haciéndoles emigrar en busca de una vida mejor, sino además explotando su fuerza de trabajo mediante contratos de trabajo pésimos y con salarios mínimos por el hecho de ser extranjeros.