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Mar23042024

Última actualización09:36:03 AM GMT


2015: Récord de emigración juvenil, la exportación de capital social sigue su curso

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¿Quién no tiene un amigo, un familiar o un conocido que se haya visto en la necesidad de salir de España en estos últimos años en busca de la oportunidad que su propio país le niega? Es más que probable que a cualquier joven de barrio obrero que lea esta pregunta se le aparezca en la mente, de inmediato, el desfile de caras conocidas que desgraciadamente han tenido que hacer las maletas y encaminarse al aeropuerto con un solo billete de ida en la cartera.

Esta desalentadora situación, que los jóvenes de este país llevamos sufriendo desde el estallido de la crisis, ha ido pasando con el tiempo de noticia de escándalo en los primeros momentos –cuando generaciones de españoles aún padecían la amnesia programada por los grandes medios de comunicación que borraba de nuestro disco duro nuestro reciente pasado de pueblo emigrante- a convertirse paulatinamente en suceso rutinario y, como tal, ha ido desapareciendo de las portadas, ha dejado de abrir los telediarios y ha acabado por convertirse en un grito mudo de la juventud obrera y popular y de sus familias.

Ante este proceso que mencionamos, una pregunta de obligatoria formulación es; ¿Acaso este paso al ostracismo de un tema tan importante como la marcha de nuestros jóvenes a tierras lejanas obedece a una disminución de este fenómeno? La respuesta, sin ningún tipo de duda, es no.

Si echamos un vistazo a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) podemos observar como precisamente en el primer semestre de 2015 son 50.844 españoles los que han abandonado el suelo patrio rumbo al extranjero batiendo, de esta forma, el record de emigrantes españoles desde el inicio de la crisis. [1]

Y es que las cifras de emigración en España no han parado de aumentar, como muestra una estadística publicada por el diario El País el 4 de diciembre de este mismo año 2015.

Estos datos, junto con el drástico descenso desde 2008 de la llegada de trabajadores extranjeros a España, traen consigo un progresivo envejecimiento de la población produciéndose este año un hecho preocupante. Por primera vez desde hace 16 años en España el número de fallecidos ha superado al número de recién nacidos. [2]

Todo esto arrastra consigo una fatal consecuencia; ¿Hasta qué punto en las próximas décadas, a medida que las generaciones de jubilados estén más pobladas y mengüe la población activa, vamos a ser capaces de asegurar un nivel de vida digno para nuestra población jubilada (gasto sanitario, pensiones etc.)?

Parece evidente que la pérdida de población que estamos sufriendo con la marcha de auténticas oleadas de jóvenes al extranjero (sin entrar a valorar el coste intelectual que esto supone para un país) hace tambalear los cimientos del tan cacareado "sistema del bienestar" que se despedaza inexorablemente ante nuestros ojos.

Entonces si este problema es tan grave y afecta de manera más que considerable la inmensa mayoría de la población, ¿por qué vemos como pasa cada vez más a un segundo plano? ¿Beneficia a alguien esta situación? Lamentablemente en una sociedad de clases como la que vivimos todo lo que perjudica a una clase social (la clase trabajadora) beneficia de alguna forma la clase rival.

A todos nos resultará familiar la utilidad que puede representar para los gobiernos capitalistas una reducción semejante de la población en busca de empleo. El abandono del país por parte de nuestra juventud se traduce en una disminución inmediata de las cifras del paro lo que supone un jugoso elemento de propaganda para los gobiernos del capital. Además la disminución de la competencia interna a la hora de buscar un puesto de trabajo disminuye el riesgo de estallido social. Todo son buenas noticias para los de siempre.

¿Y para las clases dirigentes de los países receptores? ¿Presenta algún beneficio esta situación? También los capitalistas de los países receptores de nuestros emigrantes se llevan su parte del pastel. La llegada a sus fronteras de extranjeros desesperados por conseguir el puesto de trabajo que no encuentran en sus países genera de inmediato lo que Marx denominó un "ejercito industrial de reserva", una masa de trabajadores dispuestos a desempeñar una labor similar o mayor que la que podría llevar a cabo un trabajador originario de ese país por un salario menor, produciéndose un abaratamiento del precio de la fuerza de trabajo. Esto junto con las disputas entre trabajadores nacionales y extranjeros que se producen en multitud de ocasiones, cuando los arboles no dejan ver el bosque y los trabajadores nacionales culpan a los inmigrantes de su situación en lugar de al empresario que los contrata por un salario menor, hace comprensible que los capitalistas de los países receptores se froten las manos.

Si entonces este fenómeno perjudica a los jóvenes, a los jubilados, y en definitiva a la clase trabajadora de los países receptores y emisores, y solo benéfica a una minoría que ostenta el poder y que no está interesada en revertir esta situación. ¿Cuál es la lectura que podemos sacar? Simplemente que este sistema no tiene nada que ofrecernos, no tiene nada que ofrecer a la clase trabajadora y a sus hijos/as.

[1] http://ep00.epimg.net/descargables/2015/12/04/ab59b383d8038cd9c159aeecb5e2b40b.pdf

[2] http://politica.elpais.com/politica/2015/12/04/actualidad/1449220349_507822.html

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