Seis meses y varios escándalos después, la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) sigue evitando retirar el doctorado Honoris Causa a Rodrigo Rato.

Rato fue "el mejor ministro de Economía de la historia", según Mariano Rajoy y Aznar. Ahora, está en el punto de mira por varios y diversos motivos: el Caso Bankia, las 'tarjetas black', la amnistía fiscal para regularizar su capital, etc.

Número dos en las listas del PP de Madrid, Rato fue elegido en marzo de 2004 diputado, cargo al que renunció tres meses después para ponerse al frente del Fondo Monetario Internacional. Tras pasar por el Banco Lazard y el Consejo Asesor Internacional del Banco Santander, el exministro de Economía logró su empeño de convertirse en presidente de Caja Madrid en enero de 2010 con el apoyo del Partido Popular y el PSOE.

Allá por abril, en pleno apogeo de las tarjetas black, cuando el exvicepresidente fue detenido y comenzó su declive, la universidad anunció que abriría un expediente para estudiar la situación. La Inspección de Servicio –se anunció entonces– decidiría si se podía revocar o no el galardón otorgado a Rato, el máximo que una universidad otorga por cuestiones de honor.

Ha pasado medio año y la situación del expresidente de Bankia, entre otros cargos, solo empeora. Prácticamente no hay día en el que no aparezcan nuevos indicios contra él, y ya va por su cuarta declaración ante el juez, que le ha retirado el pasaporte. Insuficiente para la URJC, según parece, que le mantiene la distinción pese a la petición firmada por 75.000 personas para que se le retire o la inquietud de algunos docentes. Fue la intervención de un profesor en el Consejo de Gobierno lo que motivó la apertura del expediente, aún sin resolver.

Asi, las universidades ponen como ejemplos a personajes de este calibre y habría que preguntarse por qué. O bien Rato cuando se gastaba 3.547 euros con 19 céntimos en comprar bebidas alcohólicas en un solo día invitaba a copas a todos los estudiantes, que no fue el caso; o algunos quieren que sigamos el ejemplo de estos empresarios tan ideales, que mientras las familias obreras se desangran ellos se embolsan millones a costa de los demás.

La URJC se consolida así como una de las universidades más reaccionarias del país, tras mantener en sus filas como docente a Marhuenda o tener como rector al conservador miembro del Tribunal Constitucional Pedro González-Trevijano.

Esta situación sólo supone la constatación de cómo las Universidades públicas responden a los intereses de los partidos políticos tanto para nombrar a sus docentes (y, normalmente, "jubilar" a algunos con puestos a dedos) y también orientar sus estudios.