El tiempo libre del que dispone la juventud, si lo pasa en común, lo suele invertir en parques, espacios para el deporte, el espectáculo, etc. Sin embargo, las condiciones en que estos espacios se encuentran son, a menudo, inadecuadas para su público: existe una falta de espacios dedicados al ocio que causa la saturación de los que ya disponemos y, además, a pesar de que en nuestros barrios sí podemos encontrar bibliotecas, canchas de fútbol y baloncesto, piscinas... muchos muestran señales de deterioro. Esta es una lógica común dentro del sistema y su administración.
Por un lado, encontramos un urbanismo ineficiente a la hora de satisfacer las necesidades de ocio en los centros urbanos. En los grandes centros económicos aparece la especulación: la distribución urbanística se desarrolla en función de un mejor rendimiento económico y no por satisfacer las necesidades de una población; las familias trabajadoras son hacinadas en grandes barrios de bloques colmena, donde una gran aglomeración de personas encuentra sus lugares y locales de ocio abarrotados, bien sea por su escaso número o por sus limitadas condiciones de espacio, acondicionamiento, aclimatación, etc.
Ejemplos hay muchos, vemos cómo han llegado recurrentes quejas a los ayuntamientos de Madrid o Barcelona por las interminables colas en las piscinas públicas, o cómo las irregularidades en la seguridad del Madrid Arena condujeron a la trágica muerte de cinco jóvenes en 2012 a causa de un taponamiento (por un aforo muy superior al establecido y unos accesos insuficientemente amplios).
Además, nos encontramos con que el presupuesto destinado al ocio de la juventud por parte del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte es del todo insuficiente. La construcción de canchas para el deporte, carriles bici, centros de arte polivalentes, etc. no cubre, ni de lejos, las necesidades para el deporte y la cultura que tienen sus usuarios; sin embargo, ¿Qué sucede cuando se alza una reivindicación vecinal y barrial por unos espacios adecuados para la población de un distrito? Que, a menudo, se encuentra con la represión violenta de las Fuerzas de Seguridad del Estado, como se demostró con el caso Kukutza, en Bilbao.
A todo esto debemos sumar la irrupción de las manos privadas en el ocio, con constructoras recalificando parques públicos, con el aumento de clubes deportivos de carácter privado, como sucede con los gimnasios, los clubes de boxeo, el senderismo o el ciclismo (entre otros)... Que limitan aún más el acceso a deportes y actividades que se ven cada vez más marginadas.
La juventud tiene la opción de organizarse para reivindicar unos espacios públicos y de ocio a la altura de sus necesidades, que se encuentren en buenas condiciones y que permitan el acceso al desarrollo de las actividades que las familias trabajadoras deseen.