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Vie29032024

Última actualización09:36:03 AM GMT


¿Pero es remunerado? ¡Te pagamos en experiencia!, ¿te parece poco?

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Cada vez son más los trabajos que se ofrecen de prácticas o becarios. Para los trabajos más "complejos" (especialmente aquellos para los que es necesario tener estudios superiores) está socialmente admitido que el trabajador realizará un período donde no cobrará a cambio de ir adquiriendo experiencia y conocer los pormenores del sector. En cambio, debido a la situación de crisis son muchas las empresas que se han sumado "al carro" del trabajador gratis.

La frase con la que se abre este artículo es una situación demasiado conocida para quien busque trabajo. Los empleos "gratis" abundan. Escondidos bajo la premisa de que el joven tiene que formarse previamente para poder realizar ese trabajo con soltura se permite que el trabajador pierda su tiempo y energía a cambio de nada (o como, bien dice el empresario, a cambio de "experiencia")

Para aquellos trabajos más complejos (normalmente vinculados a enseñanzas superiores) está socialmente aceptada esta práctica. Se entiende que un joven ingeniero, abogado o politólogo tiene una base teórica al salir de la facultad pero no práctica. Y eso obliga a la empresa a emplear tiempo y esfuerzos en formarle en su trabajo. Esa formación requiere varias semanas (a veces, incluso meses) pues no son trabajos sencillos.

Evidentemente podemos defender (y defendemos) que esta situación es más que cuestionable. En primer lugar el joven nunca está formándose durante toda la jornada laboral sino que también realiza trabajos para la empresa que, evidentemente, no están remunerados. Además y admitiendo que el joven sólo se forma durante este período la empresa cubrirá de sobra estos meses de "gastos" cuando el trabajador se incorpore a las rutinas del trabajo (máxime si tenemos en cuenta las condiciones en las que explotan a los jóvenes)

Pero es todavía más indignante cuando vemos en portales tan conocidos como infojobs ofertas de "trabajo" de prácticas para ser dependiente de Bershka o camarero. Por las redes sociales circulan como la pólvora capturas de pantalla de estas ofertas. "Se busca dependiente para multinacional del sector textil. Durante los tres primeros meses se realizará un curso de formación con horas prácticas no remunerado" o "Se oferta puesto de camarero en prácticas. No es necesaria experiencia".

Si ya es absurdo pensar que alguien tiene que trabajar gratis para adquirir las rutinas de su centro de trabajo cuando, encima, los puestos no incluyen ninguna dificultad adicional ni requieren realmente entrenamiento y formación hablamos de la más vil explotación.

Desde luego esta situación no responde a una necesidad de los empresarios de tener a los empleados más formados sino que supone una vuelta de tuerca más al modo en que se explota a los jóvenes. Las empresas han visto que es muy suculento tener a jóvenes abogados trabajando gratis y un buen día pensaron que por qué no tener también así al auxiliar administrativo o al limpiador.

Además cabe añadir que las situaciones no son comparables. Mientras que para un joven con estudios pasar por la experiencia de ser becario puede suponer ser contratado en un futuro para los jóvenes que realizan los trabajos más sencillos estas prácticas suponen su condena a la pobreza y la explotación perpetua. Esto es así porque un joven licenciado sabe que tiene alguna posibilidad de ser contratado tras el período de prácticas pues es cierto que existe un tiempo de aclimatación a los trabajos más complejos y las empresas, si quieren obtener beneficios, no pueden estar rotando a toda la plantilla cada 6 meses o perder continuamente los ritmos de producción. Sin embargo, el coste de remplazar a un camarero o a un dependiente es mucho menor y el beneficio es más que evidente por lo que es fácil que, una vez abierta la puerta a estas prácticas, se normalice el ir encadenando contratos de prácticas no remuneradas en todos los sectores y especialmente en aquellos trabajos de menor cualificación.

No obstante no podemos enfocar este debate desde un punto de vista clasista donde distinguimos a los trabajadores por su nivel de estudios. En ambos casos debemos saber denunciar cómo, bajo el pretexto de la formación, se permite la más despiadada explotación. Pero también debemos saber ver las diferencias y notar cómo va a afectar especialmente a aquellos jóvenes sin formación académica que son, como siempre, los que provienen de las familias más humildes.



Ana Escauriaza es Subdirectora de Opinión de Tinta Roja

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