tintaroja.es


Síguenos en:

rss

Instagram CJC

YouTube
en Facebook
en Twitter

Mie24042024

Última actualización09:36:03 AM GMT


Los exámenes universitarios ¿iguales para todos?

  • PDF
Usar puntuación: / 0
MaloBueno 

Como todos los años por estas fechas, miles de estudiantes de todas las universidades del estado comienzan a programar sus exámenes y a calendarizar el tiempo que le van a dedicar a cada materia, ajustando sus tiempos de trabajo y ocio para obtener los mejores resultados posibles. No obstante, cabe señalar que no todo el mundo tiene los mismos recursos, las mismas presiones y la misma situación a la hora de abordar el estudio. Este artículo pretende desgranar porqué los estudiantes de clase obrera tienen cada año menos posibilidades que el resto de sus compañeros para obtener buenas calificaciones.

........

Desde la aplicación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) los estudiantes de clase trabajadora tienen que enfrentarse a diferentes situaciones que le impiden enormemente alcanzar las mejores notas. Por un lado, el modelo de evaluación continuada exige del estudiante una máxima dedicación durante todo el año en el estudio, lo que lastra e incluso expulsa de la universidad a aquellos estudiantes que deben trabajar y estudiar al mismo tiempo. No solo contentos con esto, este modelo necesita de unos recursos que no todo el alumnado puede permitirse –como son el ordenador y el acceso a Internet–, haciendo que deban utilizar la cada vez más limitada y sobresaturada red de bibliotecas públicas o de la universidad.

Así mismo, constatamos que tampoco se han suprimido los llamados exámenes finales, sino que dentro del actual modelo los criterios de este tipo de examen dependen única y exclusivamente de la facultad –y muy especialmente del responsable de la asignatura-. Esto ha provocado una disparidad sin precedentes a la hora de afrontar los exámenes, ya que dependiendo de cada centro son muy diferentes; tanto en porcentaje de nota como en la materia a afrontar. De esta desigualdad se han hecho valer algunas universidades de pago para facilitar a sus alumnos la obtención de mejores resultados reduciendo al máximo el valor de esta prueba. Del mismo modo, las universidades 'de primera' o 'de élite' se valen de esta discreccionalidad fijando el listón lo más alto posible y por lo tanto seleccionado a sus alumnos por su extracción social (y por lo tanto las posibilidades efectivas para estudiar) y el rendimiento.

Los estudiantes con recursos limitados padecen una presión enorme a la hora de abordar esta evaluación. La supresión de la segunda convocatoria, también llamada "Septiembre" (o "junio", dependiendo del centro) y la imposición de unas tasas cada vez más altas en segundas y terceras matriculaciones generan estados de verdadera ansiedad en los estudiantes, quienes son conscientes que de una manera u otra han de superar todas las asignaturas; pues uno o varios suspensos supondrían su expulsión de las mismas al no poder hacer frente al pago de la próxima matricula, haciendo inútiles todos los esfuerzos y recursos destinados a obtener el título. A todo esto debemos añadir que la imposición de criterios académicos para poder acceder o mantener las becas hace que todos los estudiantes que dependen de ellas vean también incrementada, todavía más si cabe, esta ansiedad.

Por otra parte en la situación actual de crisis estructural del sistema capitalista, los servicios públicos como la educación, cada día reciben un mayor recorte presupuestario que deriva en una cada vez mayor falta de recursos para el estudiante. No solo lo notamos en la reducción de los horarios de las bibliotecas, a causa de los despidos de personal, sino también en la falta de contratación de docentes y la saturación de los profesores y doctorandos que colaboran en los departamentos. Esto último condiciona no solo que los exámenes sean corregidos de manera muy tardía, sino también que la objetividad en la corrección de los mismos no pueda darse con todas las garantías debido al estado de fatiga de los correctores. Esta crisis también ha supuesto para los pocos jóvenes que conservan sus empleos y consiguen compaginarlos con los estudios un incremento en sus condiciones de explotación; pues aumenta su jornada laboral y disminuye su salario, lo que repercute tanto de manera directa como indirecta en sus estudios.

Como podemos ver, son muchos los factores que afectan a los estudiantes en este periodo de evaluación, pero la tónica general no ha cambiado: es la disponibilidad de recursos lo que, a día de hoy, condiciona enormemente los resultados académicos. Para los hijos de los burgueses el periodo de exámenes no supone un problema: disponen de todos los recursos tanto en su centro como en su casa, así como también de facilidades varias a la hora de abordar las pruebas, tiempo de sobras para preparar el temario con tranquilidad y la certeza de que si no superan una asignatura podrán tener todas las oportunidades que haga falta. Son los hijos de los trabajadores los que padecen, en mayor o menor medida, estas cargas. Cargas que pretenden expulsarlos de los centros al mismo tiempo que exprimirlos al máximo mientras dure su paso por la universidad.

Pau Román, Coordinador General del FEU Cataluña

AddThis Social Bookmark Button

Enlaces

 

Campañas de la Juventud Comunista

mos   luchar

Síguenos en Twitter


Síguenos en Facebook