Este fin de semana, Tinta Roja te recomienda la película Her, una crítica del amor prefabricado del siglo XXI, que aleja al ser humano de las sensaciones reales y lo sitúa en el mundo de las pantallas. En ella, el protagonista Theodore inicia una aventura amorosa con Samantha, un sistema operativo.
Her, la última película de Spike Jonze, cuenta la historia de Theodore (Joaquin Phoenix), un solitario escritor de cartas afectivas ajenas que, tras separarse de su pareja, se embarca en una nueva aventura amorosa con nada más y nada menos que un sistema operativo llamado Samantha.
Con dicha premisa, el director nos sumerge en un desolador futuro de seres antisociales mucho más cercano de lo que pensamos, en el que las relaciones se establecen a través de una pantalla de ordenador, y en el que cada individuo va enganchado a su gadget como si de una extensión de su propio cuerpo se tratase. En este sentido, no iríamos muy desencaminados si calificásemos a Her de visionaria (esperemos que no premonitoria), o si reconociésemos que constituye todo un referente de su tiempo. Y es que esta última película de Spike Jones es fruto y parte indisociable de su época, la época del WhatsApp y del Facebook para hablar con los amigos, y del Meetic y del Badoo para encontrar pareja; la época de las cabezas agachadas hipnotizadas por el iPhone, permitiendo que todo un mundo de sensaciones reales se eche a perder a nuestro alrededor.
Jonze acierta plenamente en la creación de la atmósfera para esta tragicómica historia, a lo que también ayuda la envolvente música de Arcade Fire y la excelente fotografía de Hoyte Van Hoytema, sumergiéndonos de lleno en ese mundo de retro-modernos con gafas de pasta y bigote hortera adictos a las nuevas tecnologías y a los cafés del Starbucks. Acierta también en la creación de personajes, especialmente en el de Samantha, cuya única seña de identidad que percibimos es la sensual voz de Scarlett Johansson, pero cuya solidez está tan bien construida que casi podríamos tocarla.
En definitiva, desde su estreno, Her se consolida no sólo como el trabajo más redondo de su director hasta la fecha, sino también como todo un clásico del cine del siglo XXI.