Tinta Roja Nº18 - Primavera de 2012
Órgano del expresión de los CJC
A. S. Colomo
Para encontrar los antecedentes de los I Juegos Olímpicos Populares de Barcelona debemos remontarnos a las posturas clasistas que se daban en el seno del incipiente fenómeno deportivo del siglo XIX y el olimpismo de comienzos del XX al calor de las luchas obreras. Se abogaba por un deporte al servicio del hombre y no por el contrario un deporte “mercantilizado” que se convierte en otro elemento más de explotación del hombre por el hombre.
Desde un análisis marxista, en el deporte se reproducen las contradicciones propias del capitalismo y como cualquier elemento de la superestructura se convierte en un campo de batalla más en el que plantar cara a la ideología dominante, en el caso que nos ocupa, la ideología burguesa. Frente a toda la maquinaria de propaganda burguesa con una gran carga del componente nacionalista que son los Juegos Olímpicos Modernos ideados por el barón Pierre de Coubertain, la clase obrera apostaba por su propio modelo de deporte.
El deporte pues, no puede ser considerado como algo aparte de la sociedad en la que se desarrolla. Sin llegar a proponer un análisis clasista, Velázquez Buendía (2001) señala acertadamente que “el deporte, como concepto y como práctica, se desarrolla, organiza y funciona de manera análoga a la sociedad industrial, contribuyendo a que los individuos que forman parte de la misma asuman de manera acrítica sus principios y valores, como característicos de un orden natural que fundamenta la existencia social.” El deporte espectáculo, como la práctica deportiva dominante, desarrolla una serie de características. Así puede decirse en el mismo sentido que señalan Brohm (1978:20 y ss.)y Laguillaumie (1978:40 y ss.), que los pilares del deporte moderno se van construyendo durante el proceso de industrialización en torno a factores tales como la competición sistemática (competencia mercantil), como esencia de la práctica y como valor de progreso; la selección y clasificación (jerarquía y promoción social), como medio de situar a cada individuo en el lugar que le corresponde en cada momento según su aptitud; la cuantificación de los resultados (objetivación de la ganancia y la medida),como forma objetiva de valorar el trabajo efectuado y de compararlo; el rendimiento (maquinismo industrial), como principio de valoración del progreso y de la inversión realizada; y la especialización, subsidiaria del principio de rendimiento, como forma de obtener más y mejores resultados.
En 1931, antes del ascenso de Hitler en Alemania se le concedió a la República de Weimar la organización de los Juegos de Berlín 1936. Tras el ascenso de Hitler al poder y durante todo el proceso conducente a la instauración del nacionalsocialismo en Alemania y en el marco de la escalada de tensión internacional que el nazi-fascismo produjo en Europa, el Comité Olímpico Internacional se mantuvo neutral manteniendo el papel de organizador de los JJOO de1936 al III Reich.
La clase obrera internacional no se mantuvo impasible ante esta neutralidad cómplice. En los países capitalistas europeos se produjeron protestas a través de las Federaciones Deportivas Obreras de Izquierda. Desde las federaciones deportivas soviéticas se condenaron los JJOO de Berlín de1936.
En el año 1936, diferentes agrupaciones deportivas de Catalunya se agruparon en el “Comité Catalá pro Esport Popular” que junto al apoyo financiero de los gobiernos frente-populistas español y francés organizaron los I Juegos Populares que debían comenzar el 19 de julio de ese año, fecha tristemente famosa por el alzamiento fascista contra el gobierno de la II República. La clase obrera del estado español tuvo que concentrar desde ese mismo instante todas sus fuerzas en ganar la guerra nacional-revolucionaria.
Pero las Olimpiadas Obreras no han supuesto el único conflicto clasista a lo largo de la historia del deporte. Famoso es el heroico ejemplo de los futbolistas del Dinamo de Kiev que se negaron a dejarse ganar por un combinado alemán en 1941, pese a que ello les costase la vida. O el glorioso deporte cubano que cita deportiva internacional tras cita consigue resultados impresionantes para los escasos medios disponibles, siendo además sus atletas no profesionales. Los diferentes boicot en sucesivos JJOO son otra manifestación del conflicto clasista en el ámbito del deporte.
Ahora que en nuestros días el deporte es uno de los medios transmisores de ideología más potentes debemos dar la lucha por rescatar la memoria de que otro deporte, al servicio del hombre, es posible. La actividad física y el deporte son medios imprescindibles para la forja de ese hombre y esa mujer nuevos que pretendemos desarrollar una vez nos libremos del yugo capitalista. Debemos huir de posturas izquierdistas que rechacen el deporte en sí mismo y rescatar la cultura física popular, un deporte al servicio del hombre y la mujer y no al revés.