“Les digo que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada. Esta noche, cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante, cuando tengamos que poner más pasión, más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez más justa la vida en nuestra patria” [1]. Efectivamente, Salvador Allende al momento de la victoria electoral que esta distaba mucho de ser sinónimo de “conquista del poder”, y que por tanto, para consolidar la victoria de la clase obrera y del pueblo en todos los terrenos de la sociedad y en el largo plazo, la Unidad Popular entendía que entre los aspectos relevantes y que eran necesarios de afirmar, además de la producción y la educación, se encontraba la cultura.

La producción artística e intelectual fue uno de los ámbitos en los que el Gobierno popular puso énfasis con tal de darle forma y difusión a valores que superaran todas las aristas del pensamiento burgués [2]. Uno de los medios empleados fue el cartelismo, siendo ejemplar el trabajo gráfico realizado por los hermanos Vicente (1942) y Antonio (1948) Larrea. Huelga decir que dicho fenómeno posee componentes históricos y sociales lo suficientemente amplios como para no ser abordados en su totalidad a lo largo de este artículo, aunque es posible retener ciertas dimensiones esenciales. Si bien el primer apogeo del cartel político chileno se daría en los alrededores de la victoria popular del 4 de septiembre de 1970, los años sesenta en los que se iría ensamblando el cartel chileno se verían marcado, a nivel mundial, por una lucha de clases desarrollada en el escenario de la Guerra Fría y de la convulsión política y social ocasionada por la agresión imperialista hacia Vietnam. De esta manera, el acontecer sociopolítico iría dejando su sello en la obra de los hermanos Larrea.

                                                                                                              

   Solidaridad!! (1971), Vicente Larrea, Antonio Larrea  

       Marcha por Indochina (1971), Vicente Larrea, Antonio Larrea

Igualmente, en lo que a influencias refiere, es necesario añadir que Vicente Larrea reconocerá en su trabajo artístico el impacto del movimiento hippie, el desarrollo del cartel cubano, y la producción gráfica del ilustrador judío-lituano Ben Shahn [3].  

Relaciones con Cuba (1971), Vicente Larrea, Antonio Larrea

Dicho esto, en momentos en los que Chile conocía los primeros pasos de la “Nueva Canción Chilena”, el primer nexo entre los hermano Vicente y Antonio Larrea y la cultura popular se daría a través del mayor de ambos, quien trabajaría en la elaboración de la caratula del disco de compuesto por Víctor Jara y el grupo Quilapayun intulado “Canciones folclóricas de América” en 1967. Este sería el primer paso para posteriormente dedicar parte de su actividad a la difusión de aquellos grupos musicales que respaldaban la “vía chilena al socialismo” y se abocaban a la recuperación de las tradiciones folclóricas del pueblo chileno en contra de la cultura extranjerizante.

                                                                      

Víctor Jara + Quilapayún, canciones folklóricas de América (1968), Vicente Larrea          

    

     Inti-Illimani (1970), Vicente Larrea, Antonio Larrea

Seguido a esto, diversos trabajos serían encomendados al taller de los Hermanos Larrea, cuyos solicitantes siempre integraban el mundo de la izquierda chilena. Entre ellos se encontraban sobrerrepresentadas las Juventudes Comunistas de Chile (JJ.CC), como lo podemos ver a través de Por Chile y la Revolución: Avancemos!! (1972) y de En la hora del triunfo, en el mes de la patria, 38 años junto a las luchas del pueblo (1970), cartel que representa el paso de los sectores humildes del país al gobierno a través de una familia del pueblo trabajador rodeada por la banda presidencial:

                                         

En la hora del triunfo, en el mes de la patria, 38 años junto a las luchas del pueblo (1970), Vicente Larrea, Antonio Larrea 

                           

                             

   Por Chile y la Revolución: Avancemos!! (1972), Vicente Larrea, Antonio Larrea

                                             

Es así como luego, con Salvador Allende en la presidencia, la producción de carteles será tributaria al quehacer político de la Unidad Popular. En el cartel Cobre chileno (1972) se plasma una de las tantas conquistas de la gestión de la Unidad Popular, siendo en este caso la nacionalización de la minería cuprífera el 11 de julio de 1971.

                                                                                                   

Cobre chileno (1972), Vicente Larrea, Antonio Larrea, Luis Albornoz

El trabajo emanado del taller de los hermanos Larrea, lejos de ser aleatorio, vendría a renovar la forma de plasmar y transmitir un mensaje a las masas. Un patrón creativo común caracterizado por la centralidad de la imagen en desmedro de la reducida proporción asignada a las letras, buscando de tal manera convocar a quienes se encontraban allí representados, es decir a los actores sociales del pueblo: obreros, mujeres, niños, médicos, profesores, pescadores, estudiantes, empleados, indígenas, entre otros [4]. A través de una estética popular, el cartelismo de los hermanos Larrea buscaba definir y homogeneizar la identidad del pueblo chileno, la cual vinculaban al proyecto social del Gobierno. De este último, los artistas valoraron el contenido humano de lo propuesto por la coalición política triunfante.

Ello se vería reflejados en carteles como Darle duro a la producción (1972) que reflejaba lo que la clase obrera en Chile conoció como la “batalla de la producción” o la lucha por el aumento de los niveles de producción a través al incansable espíritu de los trabajadores con tal de superar los años de atraso tanto en dicha materia como en la de la infraestructura, romper las cadenas de la dependencia económica y asegurar el funcionamiento del país frente a una oligarquía que buscaba “reventar la economía” [5].

  Darle duro a la producción (1972), Vicente Larrea, Antonio Larrea

Asimismo, en los carteles se observan los gérmenes de una nueva conciencia nacional, en especial entre los jóvenes, que con el nuevo Gobierno, debían asumir tareas para con el futuro de la Patria, esto colaborando hombro con hombro con los trabajadores del campo y de la ciudad.

  La juventud se compromete con la patria (1971), Vicente Larrea, Antonio Larrea, Luis Albornoz

Con esto no se dejaba de lado el retrato de los niños, quienes para el mandato popular significaban el porvenir del país y que en el interior del mundo obrero y popular habían sufrido de manera más crítica las consecuencias de las contradicciones del régimen capitalista, tales como la desnutrición. Con Allende, medio litro de leche al día comenzó a ser distribuido obligatoriamente a los niños y niñas del país, constando de una distribución de 49 millones litros de leche en 1973 entre 3 millones 600 mil niños [6].

La felicidad de Chile comienza por los niños (1970), Vicente Larrea, Antonio Larrea, Luis Albornoz

Los carteles reflejan las máximas, rostros y formas de ver la sociedad propios de una época y de un proyecto político que se veían envueltos por un optimismo popular a pesar de la constante planificación reaccionaria en contra del programa del pueblo por parte del puñado de ricos que aún existía en Chile.