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Rubén Ruiz Ibárruri, una vida de lucha y compromiso

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Hoy para cerrar este ciclo de artículos, mitad recuerdo y mitad homenaje, sobre históricos militantes de la Juventud Comunista indagaremos en la vida del único español condecorado como Héroe de la Unión Soviética gracias a su labor en la batalla de Stalingrado donde lamentablemente falleció.

A pesar de su juventud no dudará en colgarse el fusil al hombro en defensa de la libertad, primero en España y más tarde en Rusia, haciendo frente al fascismo que avanzaba impasible.

Un joven moreno y alto deambulaba por el campamento donde se encontraban los que iban a tener la titánica tarea de defender Stalingrado de las tropas fascistas, sus compañeros le tomaban por armenio o georgiano dado que sus rasgos para nada parecían propios de un ruso. De su guerrera colgaba la Orden de la Bandera Roja, ganada en la defensa de Moscú a pesar de su juventud. Este joven que apenas contaba con 22 años ya era todo un veterano, habiendo luchado en la vanguardia de la batalla del Ebro con solo 18 años, siendo el máximo exponente de esa generación de jóvenes que vio truncadas sus aspiraciones de una vida tranquila y en libertad debido al ruido de la guerra.

Rubén Ruiz Ibárruri, hijo de Julián Ruiz y de Dolores Ibárruri "la Pasionaria", vivió el compromiso político desde muy pequeño y en su propia casa, no obstante sus padres fueron históricos dirigentes del PCE.

Tras la Revolución de Octubre en Asturias en 1934 su madre toma la decisión de mandarle a él y a su hermana a la URSS para librarles de la represión, por aquel entonces Rubén solo contaba 15 años aunque eso no le impidió ingresar al año siguiente en la Escuela de Aviación de Moscú con el único objetivo de venir a España a luchar en las tropas del Ejército Popular. Acudirá con pasaporte falsificado a la embajada española para que le dejen partir y en 1938 estará combatiendo en primera línea de fuego en la batalla del Ebro entrando en el cuerpo de exploradores dirigido por Juan Modesto.

Con la derrota en la batalla del Ebro cruza junto a su compañía la frontera francesa viéndose irremediablemente recluido en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer en 1939, junto a 100.000 españoles más. Conseguirá salir hacia la Unión Soviética antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial y allí se reunirá con su madre y su hermana.

No obstante, la derrota en la Guerra Nacional Revolucionaria dejará un sentimiento de profunda tristeza y resignación por lo que buscará ingresar en el Ejército Rojo y así combatir el fascismo que cada vez crecía más en el oeste. Tras la negativa por razones médicas que recibirá en la Escuela de Aviación de Stalingrado ingresará en la Academia Militar Central de Moscú graduándose como Teniente e ingresando al mando de un pelotón de ametralladores de la 1ª División Proletaria de Moscú.

Será gravemente herido en Borisov, tras repeler durante 6 horas el avance del fascismo consiguiendo la victoria, siendo Mijaíl Kalinin en persona tanto el que le otorgue la Orden de la Bandera Roja como el que le niegue el partir convaleciente nuevamente al frente, demostrando las ganas que tenía Rubén de luchar contra el fascismo. Su entusiasmo era fulgurante, diciéndole a su madre: "Estoy muy orgulloso por luchar contra el ejército rojo contra los opresores." Este entusiasmo será el que le permita huir del hospital con las heridas a medio curar.

Rubén Ruiz Ibárruri, convaleciente, siendo condecorado por Mijail Kalinin

Finalmente en 1942 volverá al frente, en la batalla más crucial de la Gran Guerra Patria, la batalla de Stalingrado. Nada más llegar sus compañeros verán atónitos cómo se fundía en un emotivo abrazo con el coronel general Alexandr Rodimtsev que le felicitará por su condecoración, ambos se conocían de sus tiempos en España, tiempos tristes que sirvieron para que jóvenes como Rubén de tan solo 22 años se vean obligados a madurar demasiado rápido. Rodimtsev escribirá sobre este encuentro con Rubén en su diario aludiendo que "Éste no era el mismo joven Rubén que yo conocía. Se había convertido en todo un hombre, aunque su cara parecía cansada y estaba pálida."

El ejército nazi había reagrupado sus principales fuerzas con el objetivo de tomar Stalingrado, a sabiendas de que era no solo una victoria moral sino también un punto estratégico en el devenir de la guerra, llegando a lanzar hasta 6 ataques el mismo día sobre la posición en la que se encontraba el destacamento dirigido por Rubén que había tenido que tomar el mando ante la baja de su jefe de batallón. Estos ataques consiguieron ser repelidos permitiendo la llegada de tanques soviéticos de refuerzo pero todo ello a un alto coste: Un destacamento alemán aprovechando el fragor de la batalla consiguió penetrar en las posiciones del grupo de Rubén llegando a dispararle a éste a bocajarro provocándole graves heridas en el estómago.

Rubén será trasladado a un hospital de campaña donde estuvo 10 días debatiéndose entre la vida y la muerte en una intensa agonía para al final el día 2 de septiembre, con apenas 22 años, perder la vida. En esta ocasión no consiguió Rubén, el hombre con edad de niño, escapar del hospital pero gracias a él y a otros muchos soldados caídos se consiguió escapar de las garras del fascismo, algo que le valió el reconocimiento de Héroe de la Unión Soviética.

Rubén, quién desde los 16 años solo había conocido la guerra, nunca bajó los brazos hasta el mismo día de su muerte. Cuando todo parecía perdido Rubén se mantenía firme en su posición a sabiendas de que su sacrificio valía la pena si con ello se conseguía la libertad de todo un pueblo.

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