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Jue28032024

Última actualización09:36:03 AM GMT


Black Mirror, una constante sátira sobre la moral capitalista y su uso de las nuevas tecnologías

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Hoy en la sección "Desconecta entre exámenes" vamos a recomendaros esta auténtica obra maestra dirigida por Charlie Brooker. Una miniserie al estilo inglés, con tres capítulos por temporada y que siempre nos deja con ganas de más.

Esta serie está caracterizada por su mordaz crítica de forma satírica al extremo desarrollo de las nuevas tecnologías y su mal uso, llegando a circunstancias totalmente escalofriantes.

Cuando os dispongáis a ver Black Mirror debéis estar prevenidos a que es una serie totalmente única y diferente al resto, cada capítulo son historias completamente diferentes que ni siquiera están ambientados en la misma época con una moraleja concreta y especial en cada uno de ellos. Esta característica es una de las que más llaman la atención de la serie y que permite verla como si fuesen pequeñas películas de 45 minutos, ideal para desconectar un rato después de un difícil día de examen o una larga jornada de estudio.

En la primera temporada pasamos desde el Londres de un futuro muy cercano, plenamente invadido por las redes sociales y los videos virales, hasta un futuro más lejano en el que todas las personas llevan implantadas un chip que permite ver sus recuerdos pasando por un mundo ultradesarrollado en el que toda la sociedad es esclava con el único objetivo de producir energía para otros a cambio de monedas virtuales. Todos estos "futuros" diferentes comparten la misma crítica mordaz hacia el mal uso de las nuevas tecnologías por parte de una moral cínica y explotadora, lo que nos muestra como el abuso de estos nuevos avances en las telecomunicaciones nos llevan al desastre.

El propio título de la serie hace referencia a todas las pantallas de Smartphone, televisión o monitor de ordenador, que en el momento en el que están apagadas se convierten en un espejo negro, un espejo negro al que cada vez más el grueso de la población está atado constantemente.

Black Mirror nos advierte del peligro que tienen estas nuevas tecnologías si caen en malas manos, como es el ejemplo del capítulo White Bear de la segunda temporada y que lejos de querer desvelaros el final me gustaría resaltar el hecho de que mientras un grupo de jóvenes es perseguido por asesinos una gran multitud se dedica únicamente a grabarlo en vídeo con sus móviles, dando la sensación de ser auténticos zombies.

También en otro capítulo de la segunda temporada vemos como hasta qué punto el permanecer en las redes sociales constantemente implica que toda nuestra vida queda recogida en esa inmensa nube que es internet y que guarda hasta el más mínimo dato que nosotros tuiteamos o publicamos en Facebook. En Black Mirror llevan la máxima de "Y si después de morir tu Twitter se siguiera actualizando... ¿Qué publicaría?" hasta el extremo de conseguir mediante los mensajes publicados en estas redes que un personaje fallecido pueda seguir comunicándose con su novia a través de internet.

Desde el punto de vista técnico, cada capítulo de Black Mirror es una auténtica obra de arte y tiene cuidado hasta el más mínimo detalle provocando que cada vez que termina un capítulo nos quedemos un rato parados, frente al espejo negro que es la pantalla de nuestra televisión conforme avanzan los créditos, reflexionando sobre si se le está dando el uso que debería darse a las nuevas tecnologías. Cada capítulo nos transporta como si fueran versiones modernas de las fábulas de Esopo a una realidad a modo de advertencia, enseñándonos que si el desarrollo tecnológico sigue defendiendo unos intereses muy concretos y bajo una moral totalmente individualista podremos acabar en un futuro cercano en situaciones similares a las que nos encontramos en los distintos capítulos de la serie.

De hecho algunos capítulos tienen ya una total actualidad, como el capítulo "White Bear" mencionado antes y que extrapolándolo hoy en día puede compararse con la gran cantidad de peleas callejeras grabadas y publicadas en YouTube y que se vuelven virales.

Por último destacar el capítulo que quizás peque de tener un nivel menor en cuanto a interés y calidad pero que parece que describa nuestra realidad hoy en día. Me refiero al tercer capítulo de la segunda temporada, "The Waldo Moment", que nos sitúa en una sociedad cercana en el tiempo y totalmente absorbida por el fenómeno mediático que es Waldo, un dibujo animado totalmente ofensivo y grotesco que aparece en un late night televisivo. La fama de Waldo gracias a la televisión es tal que los jefes lo presentan a las elecciones de la ciudad, ascendiendo a una velocidad vertiginosa sin la necesidad si quiera de un programa de medidas, únicamente por ser la "cara" que tanto sale en televisión.

Cualquiera diría que Charlie Brooker, que rodó dicho capítulo en 2012, se había trasladado a la España del 2015 donde se puede ver cada vez más una total despreocupación por los programas de los distintos partidos del régimen teniendo su único interés en conseguir el apoyo mediático y en colocar allá donde van sus "caras" más conocidas aupadas por los medios.

En conclusión, si tenéis unos días entre examen y examen os recomiendo encarecidamente esta serie ya que no deja a nadie indiferente y ante todo hace reflexionar acerca de qué sociedad queremos, una en la que las nuevas tecnologías estén al servicio de las personas o, por el contrario, una en la que sean las propias personas las que, inconscientemente, sean esclavas de estas nuevas tecnologías.

 

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