Judit Esparza
Si los derechos de la clase trabajadora nunca se regalaron en los países capitalistas, los derechos de las mujeres no son ninguna excepción.
Los escasos e insuficientes derechos conquistados por la mujer tuvieron que ver, por un lado, con su lucha y, por otro, con la existencia de un bloque socialista, en el que las mujeres participaron desde el principio, consiguiendo una serie de derechos en materia laboral, social, familiar y de igualdad impensable en países capitalistas. Por poner algunos ejemplos: mujeres totalmente inmersas en el mercado laboral, salarios equiparados a sus compañeros varones según el principio "igual trabajo, igual salario", ayudas y prestaciones a la maternidad, amplia red de guarderías y espacios infantiles gratuitos y de amplio horario, socialización del cuidado de menores y personas dependientes, facilidades a la hora de decidir su relación familiar y su maternidad... cuestiones que colocaban a la mujer en un estatus mucho más avanzado del que contamos en la actualidad en los países capitalistas y que, tras el derrumbe del bloque socialista las colocaron, igual que a la mayor parte de la población de dichos países, en unas condiciones totales de miseria y pobreza, siendo las mujeres las más desfavorecidas.