Estudiar en la UNED es toda una odisea. Aunque pudiera parecer que al ser a distancia, sin profesores, el coste tendría que ser más reducido, esto no es así. Los estudiantes pagamos prácticamente el mismo precio por cada crédito y además tenemos que costearnos unos libros que son bastante caros. Todo ello sin contar con profesores -evidentemente- que puedan asesorarte de manera habitual, por lo que te ves abocado a resolver las dudas tú mismo o con otros compañeros.
Además, si trabajas, te ves obligado a dedicar tu poco tiempo libre al estudio, lo cual te deja sin vida familiar y social. Así es que la tasa de abandono de la UNED sea tan altay los supervivientes cada vez nos matriculemos de menos asignaturas.
Dar una respuesta por parte del estudiantado es sumamente complicado porque apenas conoces a tus compañeros más allá de internet.
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Este artículo está escrito en primera persona porque voy a tratar de reflejar en él mi propia experiencia como alumna de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Hace cinco años me diplomé en Trabajo Social por la Universidad de Valencia, momento en que estaba comenzando a implantarse el Plan Bolonia y, por miedo a tener menos posibilidades de encontrar trabajo, me matriculé en un "curso puente" que me permitiría obtener el Grado en Trabajo Social. Además, tenía ganas de seguir estudiando y esta me pareció una buena opción. Sin embargo, las primeras semanas de este curso fueron bastante decepcionantes, ya que las asignaturas que debíamos cursar no aportaban ningún conocimiento nuevo y el profesorado iba muy perdido con la nueva metodología que supuestamente debían emplear, pero todo fue a peor cuando me surgió mi primera oportunidad laboral y traté de compaginar mis estudios con el trabajo, cosa que resultó imposible. No sólo fue muy difícil por la incompatibilidad horaria (el curso sólo se ofrecía en horario vespertino), sino por los obstáculos que continuamente me ponían los docentes (al perderme algunas clases me negaban la evaluación continua, me hicieron estudiar con materiales distintos al resto del alumnado que en algunos casos ni siquiera pude llegar a conseguir, no me respondían los emails con dudas, etc.). Pero, dado que no quería conformarme con lo sucedido, me informé sobre la posibilidad de estudiar a distancia y el curso siguiente me matriculé en el Grado de Educación Social de la UNED.
Llegados a este punto puedo dar mi opinión como alumna de esta universidad, en la que llevo 3 años estudiando con muchísimo esfuerzo por mi parte. El primer curso, irónicamente, me quedé en paro y tuve que hacer frente a una matrícula que, para mi sorpresa, apenas resultó más baja que la que pagaba en la universidad presencial (por ejemplo, en el curso 2013-2014 el precio de cada crédito de mi carrera ha sido de 14'37€ en la UNED y de 17'60€ en la UV) aunque, a diferencia de ésta, donde tenía contacto diario con el profesorado, aquí solamente tenía derecho a un día de tutoría a la semana y a consultas virtuales con los equipos docentes. A este primer problema económico se unió el de tener que pagar unas cifras inverosímiles por los libros que, obligatoriamente, todo estudiante de la UNED debe poseer y estudiar "de pe a pa" para poder aprobar, unos libros que, por cierto, suelen estar escritos por los propios profesores y profesoras de las diferentes asignaturas, quienes te penalizan si te pillan fotocopiándolos o escaneándolos para compartirlos con tus compañeros y compañeras.
Pero estos manuales no sólo te vacían los bolsillos sino que, además, son tan extensos y deben estudiarse de forma tan exhaustiva que en caso de que trabajes (como sucede en la mayoría de los casos) también logran dejarte sin vida familiar y social, ya que el poco tiempo que no dedicas a tu jornada laboral se esfuma en su lectura y memorización. Como, evidentemente, apenas hay seres humanos que soporten este ritmo de vida, la tasa de abandono de la UNED es muy alta y la mayoría de los "supervivientes" nos vemos obligados a matricularnos cada vez en menos asignaturas y, con ello, a emplear una media de 3-4 años más de lo programado a la obtención del título. En mi caso, los últimos 2 años he vuelto a trabajar y, pese a no haberme matriculado de cursos completos, estoy teniendo cada vez más dificultades para poder aprobar, ya que combinar mis condiciones laborales con los estudios se ha convertido en poco menos que una hazaña.
Todos los problemas que experimentamos los estudiantes de la UNED nos conducen a la agrupación instintiva por vías virtuales para tratar de defender nuestros derechos pero, evidentemente, las luchas a distancia no suelen lograr grandes resultados, y debido a la naturaleza no presencial de nuestra universidad nos resulta muy complicado organizarnos en asociaciones estudiantiles desde las cuales poder luchar por nuestros intereses con mayor eficacia. En definitiva, mi caso demuestra como el supuesto baluarte de la UNED, la posibilidad de compaginar trabajo y estudios, no es más que una farsa y, una vez más, los miembros de la clase obrera y las capas populares lo tenemos realmente complicado para poder ampliar nuestra formación en cualquier universidad.