Antón Makarenko se diferencia de otros muchos pedagogos en que él no realizó su trabajo aplicando la teoría de los libros a la realidad y tratando de hacer coincidir esa realidad con la teoría aunque estuvieran en clara discordancia. La importancia de Makarenko radica en que elaboró su teoría a partir de la experiencia práctica que le proporcionó la dirección de una colonia de niños conflictivos en los primeros años de la Rusia soviética. Por ello su teoría es, sin duda alguna, una pedagogía revolucionaria.
Antón Makarenko formó su pedagogía al calor de los constantes debates que después de 1917 se abrieron entre los educadores rusos. De hecho, llegó hasta tal punto su confrontación con otros pedagogos, que en diversas ocasiones fue amenazado con ser retirado de su puesto en la colonia de niños conflictivos que dirigía. Y es que, aun a pesar del derrocamiento de la burguesía y la nobleza zarista, muchas de sus ideas aun persistían en la sociedad, aún más entre los trabajadores intelectuales, muchos de los cuales no provenían de la clase obrera y habían sido formados con los métodos antiguos.
¿Qué es lo que diferenciaba la pedagogía de Makarenko del resto de pedagogos? Mientras la gran mayoría entendían el desarrollo de la personalidad del niño como un proceso mediante el cual éste genera su forma de ser a través del aprendizaje individual, por lo que la labor del pedagogo se reducía a permitirle desarrollarse libremente; Marakenko entendía que la educación del niño solo podía ser completa cuando éste se incluía dentro de las normas y costumbres de la colectividad, siendo la colectividad el único espacio donde el niño podía desarrollar sus capacidades. En líneas generales vemos una confrontación entre un modelo de educación que parte de la individualidad frente a un modelo de educación que parte de la colectividad.
Para Makarenko, la importancia de las buenas costumbres era indispensable: "Nada aúna más a la colectividad infantil como la tradición. Inculcar las tradiciones, conservarlas, es una tarea de importancia extraordinaria en la labor educativa", dice en su principal obra "Poema pedagógico". Como es evidente, con "tradición" Makarenko no se refiere a las viejas costumbres de la sociedad zarista, sino a la tradición producida por la propia colectividad.
¿Y cuál era la nueva tradición que tanta polémica causó entre el "Olimpo pedagógico [1]"? Makarenko desarrolló tres puntos clave: la "militarización" de la colectividad, la emulación entre los educandos y la organización de la producción.
Él no entendía "militarizar" la colectividad como armar a los muchachos, en absoluto, sino como aplicación de la forma organizativa que observa en los chequistas [2]. Cuando la colonia Gorki [3], la primera que tuvo en sus manos, tomó contacto con los chequistas, Makarenko recogió en su obra: "Los chequistas eran, sobre todo, gente de principios, pero los principios no constituían para ellos una venda en los ojos, como les pasaba a algunos de mis "amigos" [en referencia al "Olimpo pedagógico"]. Para los chequistas, el principio era un aparato de medición, que utilizaban con la misma tranquilidad que un reloj, sin trámites burocráticos, pero también sin la precipitación de un gato escaldado [...] Era una comunidad efectiva, era la unidad del movimiento y el trabajo, de la responsabilidad y la ayuda, era la unidad de la tradición".
El uso del uniforme, el toque de corneta para anunciar las actividades del día, los desfiles en los días señalados y la organización por brigadas con un responsable al mando fueron criticados desde el primer momento por los pedagogos "olímpicos" que vieron en ello una violación del principio de auto-educación del niño. Pero las teorías idealistas que defendían estos rápidamente se derrumbaron por la fuerza de la práctica. Los niños, una vez salían de la colonia para comenzar la educación superior o empezar a trabajar, tenían una personalidad formada en el sentido de la responsabilidad colectiva, hasta tal punto que muchos terminaron ocupando importantes posiciones en la sociedad soviética como obreros cualificados, ingenieros, médicos o militares. Un mérito aún más significativo teniendo en cuenta que todos ellos entraban a la colonia tras ser entregados por las autoridades acusados de robos y delitos varios, muchos de los cuales vivían en la calle después de haber perdido a los padres o haber sido abandonados por estos.
Otro de los puntos clave de la pedagogía de Makarenko era la emulación entre los educandos, es decir, la comparación entre unos y otros muchachos con el objetivo de motivar su desarrollo. En algunos casos esta rivalidad se daba de manera individual, pero en la mayoría de ellos tenía una perspectiva colectiva.
"A Vania Galchenko y otros metalúrgicos de la cuarta brigada les agradaba pasar un rato por las tardes ante el diagrama para admirar los progresos del centro. Estaba claro que los azules lo pasaban mal bajo los golpes de los fundidores y los torneros. La verdad era que las muchachas ocupaban una posición muy envidiable: en el flanco derecho, la cinta roja había avanzado muchísimo, pues se hallaba al nivel del 18 de abril y el calendario marcaba el 25 de marzo. Las chicas no se detenía ante el diagrama: les daba reparo detenerse a contemplar sus éxitos vertiginosos y se limitaban a echarle una ojeada. Los pequeños las observaban con fingida indiferencia. Lena Ivanova y Luba Rotshtéin se pararon tan sólo para ver cómo la envidia se comía a los metalúrgicos", narraba Makarenko cuando la colonia se hallaba inmersa en la pugna por convertir sus humildes talleres en una gran fábrica de instrumentos eléctricos llamada "Primero de Mayo".
Pero toda esta competitividad en absoluto suponía una ruptura de la unidad colectiva. Cada brigada era consciente de su función y, dentro de ella, cada miembro esa consciente de la función que tenía dentro de la brigada. Aparte, para tareas concretas que no estuvieran ligadas a la tarea habitual de la producción, se formaban brigadas mixtas formadas por niños de diferentes brigadas y que iban rotando continuamente. De esta manera la dirección de las brigadas no recaía siempre sobre los mismos, sino que las brigadas mixtas perfectamente podían ser dirigidas por un educando sin experiencia anterior como dirigente. Así se imprimía un sentido de la responsabilidad y un sentimiento de igualdad hasta entonces inauditos.
Precisamente esta emulación entre brigadas y educandos era clave en la organización de la producción. Todas las decisiones acerca de la colonia, incluidas las productivas, eran aprobadas en una asamblea general donde todos los colonos tenían derecho a opinar. Cada vez que había un asunto importante, las cornetas tocaban para reunión. De manera ordinaria, además, se reunían los jefes de las brigadas, que asumían toda la responsabilidad acerca del trabajo de sus brigadistas.
De hecho, los jefes de brigadas eran juzgados con especial atención. Si un jefe cometía alguna infracción al reglamento de normas aprobado, la responsabilidad que asumía era mucho mayor y su sanción era más grave. De aquí se desprende el papel que tenían los educandos más importantes como ejemplo para el resto. Los nuevos colonos mamaban las actitudes de los jefes y copiaban sus cualidades, pero también existía el riesgo de que copiaran sus defectos.
A lo largo de su carrera como pedagogo, Makarenko dirigió dos colectividades: la colonia Gorki y la colonia Primero de Mayo. Ambas experiencias quedaron recogidas en sus dos obras fundamentales: "Poema Pedagógico" y "Banderas en las torres", donde su figura aparece bajo el nombre del director Zajárov. Posteriormente se dedicaría a la redacción y exposición de sus concepciones pedagógicas, una vez las traslada de la práctica diaria a la teoría.
Sin duda alguna, una figura digna de admiración.
Notas:
[1] Makarenko dio el nombre de "Olimpo pedagógico" a los encargados por aquel momento de la Instrucción Pública, muchos de ellos educadores apoltronados en la administración que recurrían a sus amplios conocimientos teóricos para desechar sus métodos. Estos pedagogos estaban en el "Olimpo", es decir, a tal altura por encima de la realidad que eran desconocedores de ella.
[2] Los chequistas eran los miembros de la Checa, la primera organización de inteligencia política y militar que se creó en la Rusia soviética y cuyo fin era evitar la acción contrarrevolucionaria. En 1922 cambió su nombre a GPU y fue integrada en la NKVD (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos).
[3] Makarenko sentía una especial admiración por el escritor ruso Máximo Gorki, vanguardia del realismo socialista de la época, con obras tan importantes como "La Madre", "Por el mundo" o "Mis universidades". Makarenko reconoció que sus primeras nociones marxistas provenían de él y, tal era su reconocimiento, que le puso su nombre a la primera colonia que administró, además de mantener un amplio intercambio de correspondencia que llevó a Gorki a visitar la colonia.
Fuentes:
"Poema Pedagógico", A. S. Makarenko
"Banderas en las torres", A. S. Makarenko
"A. S. Makarenko, una antología", J. Carbonell y F. Caivano, Editorial Nuestra Cultura, 1981
Adrián J. Bertol es Director de Tinta Roja y miembro del Buró Político de los CJC.