La distancia no se mide solamente en kilómetros, sino que se mide en tiempo y dinero. Recorrer una distancia implica invertir un tiempo que dependerá del medio de transporte que se use, y este a su vez dependerá del dinero que puedas pagar, es decir, de la clase a la que pertenezcas. La clase trabajadora no tiene muchas opciones, poseer un coche puede suponer un lujo impagable por lo que la movilidad queda limitada a los servicios de transporte, públicos o privados. Pero a la hora de viajar dentro de la península, e incluso al exterior, los medios de transporte quedan limitados, de nuevo, para las clases populares, de rentas bajas, a los autobuses, el metro, el tranvía, pero no mucho más.