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Jue28032024

Última actualización09:36:03 AM GMT


Change.org: el negocio de la conciencia

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Son millones las personas que firman peticiones en la plataforma "Change.org", movidos por sus inquietudes personales y la creencia de que están ayudando a conseguir un mundo mejor. Esta plataforma de peticiones on-line se ha convertido en una referencia dentro del activismo en las redes -cosas del siglo XXI- para promover las causas más diversas, desde modificar la nueva Ley de Montes hasta modernizar las acepciones de ciertos términos en el diccionario1.

Más allá de la capacidad de conseguir cambios de "gran profundidad" que tienen las peticiones, la parte que no se conoce de la plataforma son los negocios que se esconden de la visión pública. Y esta parte es la que es más atractiva para multitud de empresas, instituciones y O.N.G.'s: Change.org funciona como un gigante banco de datos, de datos personales en concreto, que los propios usuarios rellenan, inconscientes casi todos ellos del viaje de sus datos, previo pago a la plataforma afincada en San Francisco y convertida en multinacional con sede en 18 países.

¿Cómo puede ser eso? Básicamente el funcionamiento de Change.org se basa en contratos de patrocinio con clientes de todo el mundo, interesados en realizar un estudio de mercado rápido y eficaz con el que esos clientes puedan encontrar objetivos concretos que puedan donar dinero a la fundación o a los cuales se pueden vender productos o servicios.

Un ejemplo práctico: Una ONG ecologista invierte dinero en la plataforma para lanzar una campaña para firmar pidiendo a los gobiernos que frenen el cambio climático; millones de usuarios firman la petición. Change.org, en función del dinero invertido, pasa un determinado número de contactos recogidos a la ONG ecologista, la cual puede ahora contactar con los firmantes para conseguir donaciones de su parte. Cada correo electrónico recogido puede llegar a valer hasta 1,50€. Un número de móvil llega hasta los 6€. La única forma en la que el usuario puede impedir esta venta es que lo haga manualmente dentro del sitio web.

Además, cuantas más peticiones firme un usuario, más información da a la plataforma, permitiendo a ésta aproximarse cada vez más al perfil ideológico del usuario, herramienta muy valiosa para los patrocinadores que lanzan campañas, puesto que permite discriminar los contactos y retener los que mayor probabilidad tendrán de adquirir el producto o el servicio para el cual se lanzó la campaña por parte del patrocinador, aumentando la eficacia de la campaña.

Todo un negocio redondo, útil para la plataforma tanto como para las más de 100.000 empresas y organizaciones que, de acuerdo a la propia Change.org, usan sus servicios -entre otros: Unicef, Cruz Roja, Amnistía Internacional, Oxfam y Greenpeace-, aunque aún hay "queja" por parte de compradores y vendedores sobre el precio al cual se transfieren los contactos, el cual se espera que baje pronto, facilitando así un mayor número de clientes potenciales conseguidos al mismo precio que se invertía anteriormente.

No hay datos concretos de los beneficios que Change.org obtiene. El hecho de ser una empresa privada dentro de los Estados Unidos le permite no tener que sacar a la luz dicha información. Lo que sí se sabe es que tiene 100 millones de usuarios en todo el mundo, de los cuales 8 millones se encuentran en territorio español. De acuerdo a declaraciones del director de comunicación de Change.org, John Coventry, las cantidades de dinero que se mueven en el seno de esta plataforma rondan las decenas de miles de millones de euros anuales. Al final parece ser que las cosas sí se cambian desde casa: las cifras de las cuentas bancarias de los directivos de esta empresa, en concreto, así lo demuestran. Otra historia es lo de cambiar el mundo firmando peticiones en internet.


 

 Fuente: Change.org

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