«Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en una Santa Alianza todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales de Francia y los polizontes alemanes. No hay ningún partido de oposición a quien los adversarios no acusen de comunista; no hay ni un solo partido de oposición que no lance al rostro de sus adversarios más progresistas y a sus enemigos reaccionarios, la acusación humillante de comunismo.
De ello se deducen dos consecuencias: La primera es que el comunismo se halla ya reconocido como una fuerza por todas las potencias europeas. La segunda es que es el momento de que los comunistas expresen ante el mundo entero sus ideas, tendencias y aspiraciones con un manifiesto de su partido, contra esa leyenda del "fantasma" comunista.»
Así empezaba en 1848 el Manifiesto Comunista. Ciento sesenta años después, algunos de estos elementos siguen plenamente vigentes. En esta época de youtubers y de hegemonía de la televisión no es extraño encontrar, por poner algún ejemplo, acusaciones de "ser comunista" contra partidos que a todas luces no lo son, como Podemos, o análisis absurdos sobre lo que es el comunismo. Una muestra es el vídeo del youtuber Dalas Review sobre una "moda comunista", que a pesar de decir solo un montón de bobadas y acusaciones sin razón acumula casi un millón de visitas.
En España, esta situación viene a agravarse cuando un grupo político como el PCE, que renunció al marxismo-leninismo hace varias décadas, tanto de forma práctica como formalmente considerándose a sí mismo solo "marxista", de repente decide "volver a ser marxista-leninista", es decir, comunista, sin ni siquiera incorporar una idea clave como el centralismo democrático.
Esto supone que, hoy en día, los comunistas no solo deben aclarar sus posiciones respecto a sus adversarios políticos más evidentes, que utilizan el término "comunista" como un insulto, sino también contra aquellos que intentan apropiarse de la palabra y generan desconfianza y miedo a los trabajadores.
Efectivamente, de nuevo, como hace ciento sesenta años, «es el momento de que los comunistas expresen ante el mundo entero sus ideas, tendencias y aspiraciones con un manifiesto de su partido, contra esa leyenda del "fantasma" comunista». El Partido Comunista, como decidió en su XI Congreso (extraordinario), trabajará en este periodo para publicar ese manifiesto tan necesario1. Pero la Juventud Comunista, los CJC, queremos ofrecer una contribución a este proceso de clara lucha ideológica contra las ideas anticomunistas, es decir, contra esas ideas dirigidas a atacar al movimiento político de los trabajadores.
No son pocas las veces que, en nuestra vida diaria, los comunistas nos encontramos con comentarios de lo más variado sobre el significado de ser comunista, sobre todas aquellas cosas a las que "deberíamos renunciar" por el hecho de serlo e, incluso, sobre esas ideas que dicen que defendemos sin que sea ni remotamente verdad.
Una creencia relativamente extendida y totalmente falsa es que los comunistas "estamos en contra de la propiedad privada". En esta idea tienen su origen planteamientos como que los comunistas quieren quitar la casa a las personas o que en una sociedad socialista-comunista, los trabajadores no podrían tener un móvil.
El movimiento comunista se opone a la propiedad privada de los medios de producción, es decir, de aquellos elementos que se utilizan para producir: fábricas, tierra, maquinaria, etc. Es más, garantizar la vivienda es una de las principales tareas que se pone ante las manos de un Estado socialista. Porque a los comunistas no les sirven las buenas palabras: en la España actual, abiertamente capitalista, el derecho a la vivienda está recogido en la constitución. Y, sin embargo, es interminable la lista de personas que han sido expulsadas de sus casas a lo largo de los últimos años. Por lo tanto, puedes estar tranquilo, las ideas comunistas no solo no van a quitarte la casa sino que quieren protegerte de los que realmente van a hacerlo: los grandes capitalistas, esos grandes propietarios de la clase social que se opone a la tuya.
También es recurrente esta idea de que "los comunistas nos oponemos a que los trabajadores tengan un móvil" o, incluso, a la tecnología en general. Más allá del hecho de que muchos elementos tecnológicos se han inventado en Estados socialistas2 , el argumento vuelve a fallar por el mismo motivo que en el caso de la vivienda.
De todas formas, hay que entender que el problema no está en los productos en sí, sino en el modo de producción con el que se los consigue. En el modo de producción capitalista, cualquier producto tendrá su origen en la explotación del trabajador. ¿Acaso por ello la clase obrera debe renunciar a dichos productos? ¡No! Debe ser propietaria de los medios que permiten fabricarlos, precisamente para cambiar el modo de producción y evitar dicha explotación, es decir, eliminar esta enorme contradicción en la que la sociedad realiza un esfuerzo colectivo para crear cualquier producto y, en cambio, son unos pocos individuos los que se hacen con todo el beneficio.
Otra cuestión, sin embargo, es comprender que los ritmos actuales de consumo no son sostenibles a medio y largo plazo con ningún modelo de sociedad. Los comunistas no perseguimos prohibir a los trabajadores disponer en su mano de un teléfono móvil pero conviene plantearse una pregunta: ¿Qué sentido tiene tener que cambiar un dispositivo cada pocos meses porque la batería ha dejado de funcionar, se ha roto la pantalla o tiene cualquier otro problema? No es casualidad que los objetos tecnológicos duren cada vez menos: vienen así de fábrica, precisamente, para que tengas la necesidad de comprar otro y seguir generando beneficios a esos pocos grandes propietarios3.
¿Hasta qué punto queremos una sociedad basada en el consumo en lugar de en permitir que los trabajadores se realicen en todos los aspectos de su vida? Se critica con frecuencia desde las posiciones capitalistas por nuestra posición respecto a "los consumidores" —el término no es una casualidad: para los capitalistas eres un "consumidor", porque importas en la medida en que eres capaz de consumir productos, generando beneficios a los propietarios; para los comunistas eres un trabajador, un obrero, en la medida en que eres importante para la sociedad precisamente porque tu trabajo nos hace mejores a todos.
Los capitalistas afirman ofendidos que "los comunistas impedimos la libertad de elección", como si tu vida orbitara entre la posibilidad de tener un Nokia hoy y un iPhone mañana. ¿Qué libertad de elección tienes, qué posibilidad real de escoger hoy un producto tecnológico y en seis meses otro porque "ya no funciona", si a duras penas consigues pagar el alquiler de tu casa? ¿No es más razonable plantear tecnología más duradera, producida sin explotar a los trabajadores, diseñada para satisfacer las necesidades e inquietudes de los trabajadores en lugar de para generar un beneficio a unas pocas personas?
Los comunistas no estamos en contra de la tecnología ni de que tengas una casa en la que vivir: estamos en contra de que, mientras tú te ahogas para poder pagarte un móvil de segunda mano, mientras las familias trabajadoras tienen que volver a casa de sus padres porque no pueden pagar la hipoteca, los grandes capitalistas manoseen grandes fortunas que hemos producido los obreros del mundo.
La elección aquí está entre, por un lado, los que hacen negocio de tu vida, de tu casa, de tus necesidades, y, por otro, los que saben producir, los que luchan día a día por salir adelante, los que mueven el mundo. La libertad de elección en el capitalismo se resume en una sola decisión: o morirse de hambre esperando con la falsa ilusión de conseguir un móvil más moderno, un trabajo estable o unas condiciones de vida que nunca van a llegar; o luchar contra los grandes capitalistas, la clase burguesa, por una sociedad diversa, mejor: la sociedad socialista-comunista orientada hacia los intereses de los obreros y los demás trabajadores.
1: La información sobre el nuevo manifiesto comunista se puede encontrar en el capítulo V de las tesis y en la resolución política, que se pueden descargar desde el siguiente enlace: http://www.partido-comunista.es/comunicados-centrales/pcpe-publica-las-tesis-xi-congreso/
2: Precisamente, el teléfono móvil es un invento que se basa en tecnología desarrollada por los soviéticos.
3: El fenómeno se conoce como obsolescencia programada y encaja sin problemas en la lógica interna del modo de producción capitalista.