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Jue04072024

Última actualización09:36:03 AM GMT


¿Cuál es nuestro modelo de empleo juvenil?

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Cuando se habla de "empleo juvenil", automáticamente nos vienen a la cabeza las palabras "precariedad", "temporalidad", "trabajo sin remunerar", etc. Estas características de la realidad laboral, lejos de ser algo coyuntural que tiene que ver con los "nuevos modos de contratación", hunden sus raíces el modo de producción capitalista, que atraviesa una fase en la que tiene que depreciar cada vez más la fuerza de trabajo. Hace tres años, en un artículo publicado en este medio, ligaba el fenómeno de la precariedad al concepto marxista de "ejército industrial de reserva", que los capitalistas utilizan para presionar a la baja las condiciones laborales del conjunto de la clase trabajadora. Pero, si las condiciones de trabajo cada vez más precarias no son casualidad ni dependen únicamente del gobierno de turno, sino del resultado del modo de producción capitalista, ¿podemos los jóvenes esperar que nuestras condiciones laborales mejoren en el capitalismo? Los comunistas tenemos claro que no.

La mayoría de nuestras reivindicaciones no solo son inasumibles por el capitalismo, sino que constituyen elementos que confrontan radicalmente con él. El ataque a los derechos de la juventud trabajadora ha sido una solución para que el capital remonte sus beneficios, no para la mayoría trabajadora. Bajo el paraguas ideológico que sostiene que las medidas de "flexiseguridad" (es decir, de precariedad) eran las únicas posibles para mejorar la "economía" española, se escamotea que eran las únicas medidas que beneficiaban a la clase capitalista. En lugar de decir "clase capitalista", dicen "economía", con el objetivo de que la clase obrera sea engañada y se identifique con los intereses de la "economía nacional", es decir, con los intereses de la clase social que la explota.

Es por esto que, precisamente, tenemos que luchar en el momento actual por reivindicaciones inasumibles por el capital, ya que luchar por estas reivindicaciones nos sitúa en mejores condiciones para seguir avanzando en nuestra liberación como clase. De la capacidad que tengamos para organizar nuestras fuerzas dependerá el lograr las reivindicaciones que nos proponemos.

Para ello, es fundamental luchar contra la precariedad entendida como un estado de la juventud trabajadora donde ésta se encuentra absolutamente desprotegida ante los atropellos patronales, y en una situación de absoluta vulnerabilidad de caer directamente en la miseria. Un escenario en el que los salarios recibidos no dan para cubrir las propias necesidades vitales, y donde la temporalidad y la inestabilidad es una ley tan rígida que nos impide construir cualquier proyecto de vida. Una situación donde estamos constantemente oscilando entre trabajos de miseria y desempleo. Luchar contra esto significa luchar contra la concepción de nuestra realidad laboral como una cotidianeidad previsiblemente imprevisible.

¿Cómo concretar la lucha contra el contexto de precariedad en el que nos encontramos la juventud trabajadora? Pensamos que existen varias reivindicaciones que especifican sobre el terreno la lucha contra la precariedad. Esto significa luchar por un Salario Mínimo Interprofesional que garantice la plena cobertura de las necesidades que tenemos como jóvenes para vivir una vida independiente, por la eliminación de todos los contratos encubiertos de formación que precarizan nuestro trabajo, la eliminación del Plan de Garantía Juvenil que nos condena a realizar trabajos sin remunerar o semi-remunerados, la lucha contra la doble escala salarial en la que los jóvenes nos encontramos cobrando menos que otros trabajadores adultos por el hecho de ser jóvenes y entrar a unas relaciones laborales con menos derechos, la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales... son medidas de mínimos que desde los CJC estamos convencidos que podemos lograr si conseguimos organizarnos para luchar por nuestros derechos.

Solo luchando por esas mejoras lograremos caminar hacia un empleo juvenil que de verdad se identifique con nuestros intereses de clase y no con los de nuestros enemigos. Y será así, en la medida que vayamos avanzando nuestras posiciones, como estaremos cada vez más cerca de alcanzar un trabajo que de verdad nos satisfaga, un trabajo en el que nos sentiremos realizados y que no suponga una tortura que llena de vacío nuestra existencia y que nos hace preguntarnos por el sentido de una producción que se escapa de nuestras manos. Luchar por nuestros derechos laborales nos sitúa, en esencia, más cerca de ese "trabajo comunista" que decía Lenin, de ese trabajo que se realiza para el bien común, llevado a cabo por trabajadores libres y conscientes.


 

Roberto Guijarro es Responsable de Movimiento Obrero del Comité Central de los CJC

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