La lucha obrera a lo largo de la historia nos ha dejado numerosos casos dignos de admiración. El esfuerzo y el coraje de los obreros que dieron su vida el 3 de marzo de 1976 se convierten hoy en el ejemplo de tantos jóvenes que, como yo, conocen el futuro nubloso que le espera bajo el sistema capitalista caduco.
Hace 38 años, en 1976, en la ciudad vasca Vitoria-Gasteiz, se vivió seguramente una de las agresiones más directas a la clase obrera de esta ciudad. La policía, que "premeditadamente" dejó que se llenara una iglesia con alrededor de cinco mil personas, permaneciendo en el exterior un número similar, mandó desalojar el templo. Y fue ahí, al desalojar el recinto religioso, previamente gaseado, cuando se produjo la masacre. Cinco trabajadores fueron asesinados y más de cien resultaron heridos, la mayoría de bala, a resultas de los disparos efectuados por la policía armada española bajos las ordenes de por aquel entonces el Ministro de la Gobernación y responsable de la policía, Manuel Fraga. "Aquí ha habido una masacre." "Pero de verdad una masacre eh" se escuchó por el canal de radio de la policía.