El sistema capitalista en crisis se ceba de forma cada vez más feroz con la clase obra y los sectores populares. El capitalismo necesita expoliar y robar al pueblo trabajador, y para ello no duda en atacar todo aquello que la clase trabajadora ha conseguido ya sea en forma de derechos laborales, derechos “formales” o materias como la sanidad o la educación pública. El estudiantado de extracción obrera y popular no es una excepción y está siendo objeto en el más reciente periodo de tiempo de un proceso de expulsión progresiva de la educación universitaria sin precedentes en nuestro país y que pone en evidencia el proceso elitizador de la educación superior que desde los Colectivos de Jóvenes Comunistas y desde aquellas asociaciones estudiantiles donde trabajamos, venimos denunciando años atrás.
Todos y todas tenemos algún familiar, amigo o conocido que por motivos económicos ha tenido que dejar de lado años de esfuerzo y estudio por un futuro mejor, o eso nos hacían creer, por la falta de recursos económicos para poder continuar su formación. Este constante goteo de jóvenes que tienen que abandonar los estudios universitarios viene aumentándose con una relación directamente proporcional al aumento de las tasas universitarias, más de un 40% de media en el conjunto de las universidades del estado español, por lo que a mayor coste de la matrícula, mayor número de estudiantes quedan fuera de la lógica del sistema.
El estado, para tratar de subsanar la sangría constante de estudiantes que abandonan la universidad, proporciona becas económicas y de diferente tipo para facilitar el acceso a los estudios superiores de diferente tipo. Las últimas medidas adoptadas por el ministerio de educación, con Wert a la cabeza, no hacen más que ahondar en la política de desmantelación de las diferentes modalidades de becas existentes en el estado español. Primero fueron las becas de idiomas, de investigación, de movilidad y un largo etcétera que culmina con la última iniciativa de endurecer las condiciones y requisitos para conseguir una beca de carácter general para poder costear los gastos de matriculación de un curso académico universitario. Las consecuencias de esta política de endurecimiento de las becas las podemos ver en la prensa burguesa, anunciando ya que más de 33000 estudiantes universitarios se verán forzados a abandonar los campus universitarios por motivaciones económicas.
La reducción de becas responde a una doble necesidad del sistema capitalista para salir de la crisis. Por un lado, se pretende reducir el número de estudiantes universitarios, que al no poder continuar sus estudios, es previsible que recurran a la Formación Profesional. Hay que recordar que la FP, con la reforma que se pretende realizar y la implantación de la formación dual, generará mano de obra cualificada a muy bajo coste para el empresario, con condiciones laborales nulas para el estudiante. Por otro lado, el endurecimiento de los criterios para acceder a una beca, sumado a la subida constante de las tasas, beneficia a la figura de las becas-préstamo, que no es otra cosa que hipotecar todo tu futuro a cambio de recibir un préstamo que permita a los estudiantes continuar sus estudios. Las consecuencias de estas becas-préstamos son un empobrecimiento de las familias de los estudiantes y un beneficio constante para los bancos y prestamistas. Ejemplos de lucha contra el recorte de becas y el modelo de becas préstamo como modelo imperante los podemos encontrar en la lucha de los estudiantes chilenos, entre otros.
Los recortes en educación necesitan una respuesta y una alternativa. Pero para poder articular esta respuesta hay que tener en cuenta dos cuestiones fundamentales; en primer lugar hay que tener claro que la historia no retrocede, que los recortes en educación no son reversibles en el actual contexto de crisis y que el capitalismo no está en disposición de conceder ninguna victoria a la clase trabajadora ni a los sectores populares, y la educación no se escapa de esta lógica. En segundo lugar, es necesario analizar de forma correcta los diferentes ataques que sufre la educación pública, sabiendo que todos ellos están relacionados entre sí y por tanto responden a una misma necesidad por parte del sistema. Si tenemos en cuenta estos dos factores importantes podremos tratar de dar una respuesta contundente y organizada por parte de los estudiantes y el conjunto del pueblo trabajador.
Frente a una educación precaria, elitista y al servicio del capital, existe otro modelo; una educación pública, gratuita, de calidad y al servicio del pueblo trabajador, una educación que no es posible dentro del marco del sistema capitalista. Para lograr superar el sistema capitalista que impide crear este modelo educativo, el primer paso necesario es articular un movimiento estudiantil fuerte, unido y en una misma dirección, un movimiento que golpee como un solo puño en todos los centros educativos y que no pierda esfuerzos y estudiantes conscientes en luchas inconexas entre sí. En los momentos en que a las y los estudiantes nos niegan el futuro, es necesario organizarse en torno a un polo sindical estudiantil que permita comenzar a aglutinar todo el descontento, sabiendo combinar luchas parciales para la mejora de las condiciones de los estudiantes, dentro de un marco general de lucha por una educación pública, gratuita y al servicio del pueblo.
¡Porque si el presente es de lucha, el futuro es nuestro!
Guillermo de Tuya es miembro del Buró Político y Responsable de la Comisión de Movimiento Estudiantil del Comité Central de los Colectivos de Jóvenes Comunistas (CJC).