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Vie29032024

Última actualización09:36:03 AM GMT


La troncalidad: otra cara de la misma moneda

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La decisión de estudiar Medicina es, sin duda, una de esas que marcan definitivamente la vida de un estudiante. Va seguida de una serie de sacrificios requeridos para salvar muchos años de estudio y dedicación. Hoy en día, estos sacrificios sobrepasan lo meramente académico, comenzando ya en bachillerato con la prohibitiva nota de corte (de las más altas del espectro) y acaban, tras seis arduos años de estudio y rotaciones por hospital a precio de oro (en Madrid, pasando los 2000€ en primera matrícula por curso), con el famoso examen MIR para elección de especialidad.

Y es este periodo, el de Médico Interno Residente, necesario para poder acceder a una plaza en el Servicio Nacional de Salud e imprescindible en la formación de los grandes especialistas médicos de este país; servicio que hoy peligra ante nosotros por intereses económicos. Los estudiantes de Medicina de hoy nos hemos topado de cara con el decreto de la Troncalidad.

Para entendernos: hoy en día, se plantea un sistema de cuatro a cinco años de duración aproximada de rotación por la especialidad elegida en la que, como médico especialista, aprendes todos los detalles, avances y técnicas de la disciplina que has elegido al tiempo que trabajas como uno más de la plantilla, con un vasto conocimiento de la medicina, la clínica y el trato directo con el paciente durante tus años de rotación. Las rotaciones son periodos de prácticas que pasa el médico en calidad de estudiante formándose en un servicio (neurología, cardiología, urgencias...) que se complementan con estudio teórico profundizando en todo lo relacionado a esa rama de la medicina.

En este periodo, como médico graduado, pero no especialista, el trabajo que haces es, por fin, remunerado. Sin embargo, como miembro en formación (de tan solo cuatro o cinco años de experiencia clínica) tu sueldo es, naturalmente, menor al de un médico contratado.

El decreto de la Troncalidad pretende introducir un periodo troncal de formación antes de la especialidad, de un tiempo estimado en unos tres años, en los que la rotación tiene lugar en torno a diferentes especialidades de tu tronco elegido, proporcionando una "formación general sobre la Medicina" reiterativa que ya han recibido en su formación los nuevos médicos. Una formación que llevan hasta cuatro años obteniendo en las rotaciones por cada especialidad durante su carrera. Tras ella, vendrá la especialización tal y como la conocemos hoy, la cual estará condensada en menos años como compensación.

¿Su objetivo? "La adaptación de los estudios universitarios al Espacio Europeo de Educación Superior"[1]. Como en todo en esta vida, el contexto explica casi más que los hechos, y es que deja ver que este decreto funciona como la rama sanitaria de el plan -la adaptación al EEES- que da cuna al 3+2, la estrategia UE2015, la LOMCE y tantos ataques a la educación que sufrimos en nuestro país, cada año más agudizados.

Sumado a esto, el nuevo decreto trae consigo numerosas dudas: todas las complicaciones logísticas para el "alumno", el coste de su implantación (pagada, claro está, de nuestros bolsillos), o si realmente es la solución que buscaba un sistema nacional de salud en bancarrota inducida, con listas de espera kilométricas y una progresiva privatización de nuestra salud.

Y es que por todas partes hace aguas este plan, que ni los colectivos profesionales ni estudiantiles lo comprenden[2], puesto que ni responde a las necesidades del sistema sanitario ni a las de la formación médica, que se verá claramente mermada por un peor periodo de especialización y un menor salario durante más tiempo.

Para los futuros médicos, esta reforma abre la puerta a un nuevo ataque a los derechos de la juventud trabajadora, empeorando además su formación que deberá complementar con los muy rentables másteres para recuperar la profundidad y conocimientos con el que hoy día salen los médicos especialistas.

Para el resto de personas, los usuarios clásicos del Sistema Nacional de Salud, la formación mermada traerá consigo a largo plazo un empeoramiento aún mayor de la calidad asistencial de la que aun goza, acentuando aún más la decadencia de la sanidad pública, de nuestra sanidad.

¿Es esta la formación que quieres para el médico que trate a tu familia? Con nuestra salud, con nuestra educación, no se juega.




[1]http://www.msssi.gob.es/profesionales/formacion/docs/RDtroncalidad.pdf

[2] https://issuu.com/ceem/docs/libro_de_posicionamientos_jeem_ub

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