¿Quién es el valiente joven que se va de vacaciones con escasos ingresos, teniendo que trabajar en verano, estando a la espera de una llamada para ponerse a trabajar inmediatamente o pendiente de los frecuentes cambios de turno que los empresarios aplican hoy en nombre de la flexibilidad laboral?
Ni siquiera nos permiten disfrutar de un descanso en verano para reponer fuerzas y muchas veces, si queremos ir de vacaciones, tenemos que recurrir a irnos al pueblo. Las propias estadística de la burguesía demuestran cómo ha bajado el gasto en ocio, igual que reflejan los precios inasumibles que tiene este sector.