La noche del 3 de octubre de 1965, el cantautor cubano Carlos Puebla no podía dormir, la carta leída ese mismo día por Fidel Castro en la que el Che Guevara le explicaba sus motivos que le llevaban a salir de Cuba para luchar por la revolución en el resto de América Latina le había dejado con un gran pesar, como a todo el pueblo cubano. Esa misma noche escribió una de las canciones más famosas del siglo XX y quizás de la historia, «Hasta siempre», que sería versionada por numerosos artistas y traducida a casi todas las lenguas. Carlos Puebla es por excelencia el cronista de la revolución cubana y de sus distintos sucesos.
Nacido en una familia humilde, Carlos Puebla vio desde joven las duras condiciones que el pueblo cubano sufría con el régimen capitalista de la isla. Para poder ganarse la vida realizó distintos oficios como obrero azucarero, mecánico, carpintero o zapatero, lo que marcó su trayectoria vital y su manera de ver el mundo. Sin embargo, siempre compaginó su vida con lo que verdaderamente le gustaba, la música. En esos primeros años sus canciones trataban sobre todo temas románticos, pero también introducía temáticas sociales y reivindicaciones del pueblo. No sería hasta más adelante cuando su música cambió para convertirse en el referente de la canción política que llegó a ser.
Con el triunfo de la Revolución en 1959 la vida cambió en Cuba para todo el mundo. En medio de ese gran proceso social la forma de hacer música y de expresarse también cambió. Carlos Puebla, influido enormemente por este proceso transformador, decidió poner su música al servicio de la Revolución y contar mediante su obra los éxitos y dificultades de la construcción del Socialismo en Cuba. Para ello cantó sobre temas fundamentales en esos primeros años como fueron la reforma agraria, la alfabetización, la mujer, el internacionalismo proletario o la educación.
Como ejemplo carismático de esa intención de transmitir ideas mediante su música tenemos la canción «Y en eso llegó Fidel», que explica de una manera clara y sencilla la situación que se vivía en la isla antes de la Revolución y los cambios que ésta supuso.
Otra de sus canciones más conocidas es la que le dedicó a Camilo Cienfuegos tras su muerte, «Canto a Camilo».
Su éxito se hizo internacional y mediante giras y conciertos en el extranjero mantuvo el papel de embajador cultural del gobierno cubano. Este éxito no hizo que se olvidara de sus orígenes humildes, y siempre volvía a su ciudad natal y a los barrios de La Habana para tocar allá donde se lo pidieran de manera gratuita, especialmente en La bodeguita del medio y en La casa de la trova, donde él mismo decía que tocaba “con la barriga llena y el corazón contento”.
A lo largo de su vida cultivó diversos estilos musicales. Sus obras van desde el bolero hasta el son, pasando por el sucu-sucu o la guaracha, todos ellos con características rítmicas y estilísticas distintas. Por eso, además de un gran poeta y cronista de la Revolución fue un excelente compositor, que supo transmitir valores e ideas a una gran cantidad de gente. Su obra es un legado de un proceso que sigue vivo, aunque Carlos Puebla ya no siga con nosotros.
Para finalizar nos gustaría parafrasear en su honor una de sus canciones más conocidas:
Te canto, porque estás vivo
Y no porque te hayas muerto.
Porque estás vivo en el alma
Del pueblo de tu cariño
En la risa de los niños
Y en el verde de las palmas.
Porque vive tu presencia
En el pueblo que te estudia,
Porque estás vivo en la lucha
Y vivo en la independencia.