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Mar16042024

Última actualización09:36:03 AM GMT


El coste de irse de casa, motivo por el que se convierte en un sueño

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Marcharte de casa de tus padres antes o después debería ser un paso natural en la vida de cualquier persona, pero ¿afecta la clase social a la que perteneces a la hora tomar esta decisión? ¿Cuáles son los obstáculos que se encuentran los y las jóvenes de clase trabajadora cuando deciden emanciparse?

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Un momento clave en la vida de las personas es el momento de la emancipación, el paso de la vida en familia a la independencia personal. Es un paso natural en el que los jóvenes nos lanzamos a la vida independiente y a través del cual desarrollamos aspectos como la autonomía, la gestión del dinero o la iniciativa propia. Lo ideal sería que en el momento en que cada uno decidiera pudiera emprender este proceso, ya fuera para irse a estudiar a otra ciudad, comenzar a vivir con su pareja o simplemente experimentar la vida en solitario sin las normas paternas. Pero en el momento en el que nos planteamos independizarnos chocamos con la cruda realidad que nos ofrece el capitalismo.

Emanciparse supone una serie de gastos que van desde el pago del alquiler hasta las necesidades más básicas como no pasar frío en invierno o comer todos los días. Y es ahí donde entra el factor de la clase social a la que perteneces.

Especial atención merecen los jóvenes del ámbito rural, que cuando llegan a una cierta edad, que en el mejor de los casos es a los 18 años y en pueblos pequeños se adelanta a los 15 o 16, deben tomar una decisión si quieren continuar con su formación académica. Debido a cómo se estructura la enseñanza superior en el estado español si eres de un pueblo para poder estudiar una FP o una carrera universitaria debes irte a la ciudad, cubriendo tú mismo los gastos que eso supone.

Pero volvamos a las dificultades añadidas que tienen los jóvenes de clase trabajadora para emanciparse. Los gastos básicos e ineludibles a la hora de irte de casa son: el pago del alquiler, el pago de las facturas de agua y luz, la calefacción y los gastos ordinarios, esencialmente comida. Analizándolos punto por punto vemos que la extracción de clase en la que has nacido determina estos gastos de una manera crucial.

Por ejemplo, el alquiler es un gasto inapelable si quieres tener una casa propia, ¿no es así? Pues esa afirmación es cierta sólo parcialmente. No es raro ver como familias de extracción burguesa compran (ya que pueden hacerlo) domicilios para que sus hijos se establezcan hasta que se introduzcan en el sistema productivo ocupando los puestos privilegiados que les corresponden. Lo más normal para los hijos e hijas de la clase obrera es compartir piso, pagando entre 100 y 250 euros por habitación (más otros gastos, claro está) El precio de un piso entero puede variar entre 200-300 euros en las ciudades más baratas y un mínimo de 500 euros en las ciudades más caras. Concretamente en ciudades como Madrid es harto difícil encontrar un piso por menos de esa cantidad, pagándose normalmente entre 600 y 700 euros.

Con respecto a la electricidad son los monopolios energéticos los que pactan y establecen las tasas y precios. Normalmente cada factura suele oscilar entre 40 y 70 euros. Este saqueo es un caso flagrante de intereses opuestos entre la clase obrera y los monopolios, los cuales no tienen ningún reparo en cortarte la luz si no pasas por el aro y pagas.

La calefacción es otra de las necesidades básicas del ser humano a las que los tentáculos del capital han llegado. Ya sea gas natural o calefacción eléctrica debes pagar el precio fijado por los monopolios del sector si quieres hacer uso de ella. Se dan casos de jóvenes que deciden ahorrarse este gasto a costa de pasar frío en su propia casa. El gas se está convirtiendo en un bien de lujo, pues en las épocas más frías del año es normal pagar facturas que superan los 100 euros.

Todas aquellas ayudas y becas que antes podían existir destinadas a facilitar la emancipación económica y la vivienda para jóvenes, como por ejemplo la Renta Básica de Emancipación, han sido barridas a raíz de la crisis en un contexto de ataque y derribo de todos aquellos derechos conquistados por la clase obrera.

Por tanto si te quieres emancipar te ves obligado a vender tu fuerza de trabajo. Pero las elevadas tasas de paro juvenil, la precarización de los empleos y el aumento de la tasa de explotación con sus consecuentes bajadas de salarios lo hacen cada vez más difícil. De hecho la tasa de emancipación de la población joven de entre 16 y 29 años en el estado español ha caído del 24,7% en 2010 al 20,9% a finales de 2013 (Según el Consejo de la Juventud de España). Ante esta reducción de la capacidad adquisitiva y de oportunidades sólo nos quedan dos opciones, más explotación y pluriempleo o vuelta al hogar familiar.

Los y las comunistas sabemos que la vivienda es un derecho, así como el pleno desarrollo de las personas, tanto individual como académico. Por eso denunciamos la situación actual dentro del capitalismo en crisis, que niega a miles y miles de jóvenes trabajadores la opción de vivir libremente cómo y con quién deseen, y que en algunos casos el precio a pagar por ello sea el frío o el hambre. Exigimos que se garanticen plenamente nuestros derechos, y sabemos que esto sólo es posible en el marco del socialismo.

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