Temporalidad: una forma nueva de explotación

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Con las vacaciones navideñas llega una temporada de alto consumo, muchas empresas aumentan su plantilla para poder atender las masivas ventas que van a realizarse. Muchos jóvenes trabajadores acaban contratados temporalmente, para la estación, buscando sacarse unas perras. Sin embargo el fenómeno de los contratos temporales ha ido mucho más allá desde que, a raíz de la crisis, los diferentes gobiernos de PSOE y PP hayan incentivado este tipo de empleo que se ha convertido en una verdadera lacra social.

Recientemente el FMI llamaba la atención al Estado Español por la escasa creación de puestos de trabajo con contrato indefinido y sobre la creación de empleo a través de contratos temporales. Cuando te llama la atención el propio FMI, agente mundial del gran capital, para indicarte que debes crear empleos menos precarios es que has alcanzado un nivel de explotación que hasta la burguesía considera peligroso.

Nadie negará el carácter precario de los contratos de trabajo temporal, son trabajos que habitualmente no requieren mucha formación y que duran tan poco en el tiempo que no es posible tener unos ingresos estables ¡Pero qué ingresos! El sistema encuentra en los contratos temporales una forma perfecta de presionar los salarios a la baja, y no solo los salarios. Gracias a este tipo de contratos la juventud trabajadora vive una situación de inestabilidad constante, va de un trabajo a otro sin otro objetivo que llegar a final de mes, por lo que las empresas pueden permitirse rebajar al mínimo las condiciones laborales.

En la actualidad el 76,13% de los asalariados de menos de 25 años tiene contratos de carácter temporal. Este tipo de contratos representan el 26,95% del total, una cifra que no ha dejado de crecer desde el inicio de la crisis.

Este tipo de contratos sirven para crear unas condiciones sociales en las cuales los trabajadores no pueden rechazar ninguna oferta de trabajo, por mala que sea. Así, los nuevos trabajadores, la juventud obrera, se encuentran con un panorama desolador, en el cual uno va de trabajo en trabajo, siempre con dificultades para llegar a final de mes y sin capacidad de ahorrar.

Esto último es lo que más le preocupa al gran capital, al FMI, que la búsqueda de las ganancias a costa de rebajar los salarios y las condiciones laborales, pueda reducir el ahorro de los trabajadores más allá de lo admisible. Y es que sin estabilidad, sin ahorros, los trabajadores no pueden formar una familia y tener hijos, a veces no pueden vivir en condiciones adecuadas (en otros artículos hemos observado los altos índices de pobreza que afectan a la juventud)1 lo significa que la salud de la población disminuirá, así como la tasa de natalidad (una de las noticias de este año es que la población española vuelve a tener más muertes que nacimientos).

Aunque no lo parezca, esto es problemático también para las grandes empresas, puesto que los trabajadores somos para ellos una mercancía, los trabajadores débiles, enfermos y sin formación son una mercancía defectuosa para ellos. Si los trabajadores no tienen menos hijos, entonces, la fuerza de trabajo del futuro (la cantidad de trabajadores futuros) será menor, por lo que, según la oferta y la demanda, su precio aumentará, aumentarán los salarios si el paro es bajo, y ellos no quieren eso.

Lo cierto es que los contratos temporales son una buena forma de disminuir el paro y, al mismo tiempo, rebajar el precio de la fuerza de trabajo, los salarios, sin embargo todo tiene un límite, por eso el FMI avisa a nuestros empresarios, una explotación excesiva puede tener consecuencias en el futuro.

Sin embargo de poco sirve este aviso. El capital sólo piensa a corto plazo, y en este momento no le importa aumentar más y más la explotación de la juventud trabajadora, únicamente le importan los resultados en el corto plazo, los que se traducen en ganancias.

El capitalismo ha encontrado en la temporalidad una forma de aumentar sus ganancias, se destruyen puestos de trabajo con trabajadores antiguos, con buenas condiciones laborales y se sustituyen por trabajadores temporales, habitualmente jóvenes. Entre el segundo y el tercer trimestre de 2016 se destruyeron más de 29.000 empleos con contratos indefinidos, por lo que el aumento del empleo se debió íntegramente a la contratación temporal que aumentó en 245.900 contratos temporales nuevos. El empleo que se está creando es de carácter temporal en su totalidad, los trabajos indefinidos desaparecen. Estos trabajadores jóvenes son mucho más baratos para el empresario, amenazados por la temporalidad, sin ningún tipo de afiliación sindical.

Porque ese es otro apartado de este asunto. La temporalidad no sólo es sinónimo de explotación, también es sinónimo de desorganización de los trabajadores. Lo cual hace todavía más remota la posibilidad de que los trabajadores, mediante su lucha, puedan disminuir ese grado de explotación y conseguir mejoras (siempre a costa de los beneficios empresariales).

Si no pasas en tu puesto de trabajo más de 3 meses es difícil que entables con el resto de la plantilla mucha relación. Por un lado está el miedo al despido (o que no te renueven), por otro, que no conoces a los demás trabajadores y encima ¿Quién va a reivindicar mejoras laborales en un trabajo en el que no vas estar más de un año?

En el tercer trimestre de 2016 se establecieron 908.600 contratos temporales por una duración inferior a 3 meses. Esto supone el 21,88% de los contratos temporales no dura más de 3 meses. Uno de cada cinco. Es más, por lo menos 1.727.700 son contratos por menos de un año, es decir, el 41,6% de los contratos temporales no durarán más de un año. Sin continuidad no hay organización obrera ni estabilidad para asentar la cabeza.

Ese es el presente y el futuro de los jóvenes trabajadores contratos temporales que no te permiten vivir, únicamente te permiten sobrevivir.


Los datos pertenecen todos a la Encuesta de Población Activa del tercer cuatrimestre, pueden consultarse en la web del Instituto Nacional de Estadística (INE): http://www.ine.es/inebmenu/indice.htm

1: http://tintaroja.es/mov-vecinal/1537-incendio-en-reus-un-ejemplo-del-drama-que-vive-la-clase-obrera

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