Complutense S.A.: Las empresas entran en la Universidad

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Tras la puesta en marcha de los diferentes procesos de mercantilización y de privatización de la enseñanza pública (el Plan Bolonia, la LOMCE, el 3+2...) se da una nueva vuelta de tuerca más por parte de las empresas para afianzar la universidad pública como nuevo mercado para sus intereses. En este caso, la Universidad Complutense de Madrid se enfrenta a un nuevo proceso de privatización que, aunque en algunas universidades del Estado se da de forma parecida, en esta universidad las condiciones se agudizan, pudiendo sacar más beneficio las empresas.

En el último Boletín Oficial de la Universidad Complutense de Madrid (BOUC) del día 15 de diciembre de 2015, los estudiantes de la universidad y sus profesores pudimos ver cómo las empresas privadas (llamadas en este boletín como "entidades colaborativas") iban a poder entrar en la universidad y manipular muchísimos aspectos de la vida diaria académica, tanto de la calidad de la formación, como de prácticas, investigación...

En este boletín de obligada divulgación por parte del gobierno de la UCM, se publicaba la necesidad de una reforma en la financiación de la universidad. Por este motivo, y a través de los llamados "programas de patrocinio y mecenazgo", el gobierno encabezado por el famoso rector Andradas afirma que se llevan a cabo "Alianzas estratégicas con las entidades colaborativas" cuyo objeto es, como afirma el propio documento, crear y/o reforzar vínculos estables y duraderos con las empresas.

Una parte fundamental de este acuerdo es la creación de las Comisiones Mixtas, formadas por dos representantes de la UCM y dos representantes de la empresa con la que se establezca tal acuerdo. Entre las funciones de esta comisión mixta se encuentra el control y el seguimiento del presupuesto, la aprobación del plan de actividades o el establecimiento de los requisitos necesarios para la concesión de becas. De esta forma, se da un paso más en la lábil fusión del gobierno de la universidad pública con las empresas. Además, el vicerrector es una de las dos personas que representan al gobierno de la Complutense.

El rector da la oportunidad a las empresas de contratar profesores para impartir clase y, además, poder guiar las líneas de investigación según el gusto de estas. Esto facilita la inmersión de las empresas en las aulas de la UCM, contratando a aquellos profesores cuyas clases fueran enfocadas desde una perspectiva que favoreciera a sus intereses. También hay que tener en cuenta que, en casos "extraordinarios" la firma del rector tiene más valor que las Comisiones Mixtas (bien porque no se llegue a un acuerdo, o bien porque no se hayan podido formar).

Si nos fijamos en la letra pequeña de estos acuerdos también se da un incremento de las prácticas en estas empresas, prácticas que en su mayoría son no remuneradas y suponen mano de obra gratuita las entidades.

Aunque este procedimiento no sea nuevo por parte de las empresas, ya que en otras universidades (como la UC3M) se está llevando a cabo, vemos que en la Universidad Complutense tiene unas particularidades que nos hacen pensar que la situación puede ser más sensible de lo que parece. Por ejemplo, si antes los profesores eran contratados con la aprobación de la Junta y de los diferentes departamentos donde iban a dar clase, las nuevas cátedras solamente necesitan la firma del rector, sin tener en cuenta ninguno de los organismos ni grupos de trabajo anteriores y, por supuesto, sin tener en cuenta la opinión del alumnado de la universidad.

De nuevo, los estudiantes y, más que nunca, los profesores se ven en una difícil situación, ya que la universidad pública tal y como la conocíamos pretenden cambiarla totalmente.



Pablo Castro y Raúl Fernández son estudiantes en la Universidad Complutense de Madrid

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