Sigue la elitización de la universidad: los extracomunitarios pagan sus créditos multiplicados por cuatro

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Todos recordamos la lamentable campaña de los dirigentes políticos del Partido Popular jactándose de que iban a rebajar el precio de las matrículas universitarias en un 10%, mientras en los los anteriores la habían subido más de un 60. Este truco populista matemático no iba sólo, en el mismo paquete venían otras medidas, como por ejemplo, que los estudiantes extracomunitarios deberán pagar todos los créditos como si fuesen de cuarta matrícula, es decir, multiplicados por cuatro.

La estrategia europea entorno a la educación ya es bien conocida, todos los gobiernos del capital la aplican: encarecer la educación superior, evitar que los hijos de los trabajadores podamos acceder y limitarla a una élite económica que pueda pagarla. Esto se realiza de forma directísima, mediante el 3+2 (reducción del grado, al que ya difícilmente se le puede considerar educación superior, y encarecimiento del máster, ahora de dos años), la segregación a los 14 años entre quien podrá pagar la universidad y quien será mano de obra barata con una FP... pero también de formas indirectas. Tienen que buscar formas, en todos los ámbitos, de expulsar a los hijos de los trabajadores de la universidad. El gobierno británico, entre otras cosas, optó hace unas semanas por prohibir que los estudiantes extracomunitarios trabajasen al mismo tiempo que estudian (estamos aún pendientes de que Cameron nos explique cómo van a pagarse las carreras y la estancia, entonces). Ahora el gobierno español, concretamente de la Comunidad de Madrid, decide que los extracomunitarios pagarán todo multiplicado por cuatro.

La medida afecta a todos aquellos estudiantes que vienen de fuera de la Unión Europea, e implica multitud de cosas. Por una parte el evidente encarecimiento de las carreras: un curso puede valer unos 6.000 euros de esta forma, precio que no es habitual poder pagar, y más si estás intentando labrarte un futuro en otro país, como sucede con tantos inmigrantes en España que intentan estudiar en la universidad. Además, el trastocamiento del proyecto vital de montones de estudiantes, que no han sido avisados de esta medida, y que en muchos casos están a mitad de carrera y van a tener que abandonarla a mitad. Nada más comunicarse la noticia a los estudiantes, más de 400 quejas aparecieron en cuestión de días en el buzón de la defensora del universitario. Por otra parte, el plan europeo de educación sigue su marcha, homogeneizando la enseñanza superior europea, excluyendo a los no europeos y forjando la universidad que interesa a los monopolios de la UE: elitista, con poca gente (necesitan obreros a los que pagar poco, no trabajadores capacitados), cara y cada vez más privada. En este sentido, la misma Unión Europea que interviene en montones de guerras imperialistas y después intenta lavarse las manos acogiendo refugiados que ella misma ha desplazado, ahora los expulsa de la universidad. Parece ser que para el Partido Popular y para los monopolios en forma de UE que lo dirigen, los extranjeros no tienen derecho a estudiar.

El gobierno se ha defendido diciendo que las universidades poseen autonomía para aplicar o no esta medida, y para negociar con las universidades de otros países las tasas que sus estudiantes pagarán aquí. Lo cierto es que no nos parece una excusa válida. En primer lugar porque los rectores van a aplicar la medida les guste o no: si se niegan, por arte de magia su universidad dejará de recibir ésta o aquella subvención, ésta o aquella financiación. Lo mismo sucede con el 3+2 o con la LOMCE: "cada centro que la aplique", pero si no la aplicas tu universidad o tu instituto va a la ruina. Este es el chantaje al que nos someten los gobiernos del capital. A esto sumemos el carácter más bien poco combativo de los equipos rectores de las universidades españolas, y el resultado es que los extracomunitarios se van a ver obligados a pagar el cuádruple de sus créditos universitarios, o más bien a abandonar los estudios.

Suman y siguen las medidas, unas veces más grandes, otras veces más pequeñas, para la expulsión de los hijos e hijas de la clase obrera de la educación superior. Seas de Puerto Rico o de Badajoz, el enemigo es el mismo, y los intereses también.

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