Recientemente nos sorprendió la noticia de la liberación de los tres presos políticos cubanos que, junto a los otros dos liberados en 2011 y principios de 2014, formaban lo que conocíamos como "Los Cinco". Así miso, Obama declaró que solicitará el levantamiento del llamado embargo comercial y económico contra Cuba, el cual llevan sufriendo durante cinco décadas el pueblo cubano y muy particularmente su juventud, que no ha tenido ocasión de crecer viendo cómo el socialismo avanzaba de forma natural, libre del asedio externo de las garras de Norteamérica. Cuba y sus jóvenes tienen hoy motivos de sobra para festejar, pero ello no significa dar la espalda al enemigo.
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Más de un 70% de la población cubana nació ya durante el bloqueo que supuso en los años 60 una contundente respuesta al atrevimiento por parte de la joven Revolución cubana, de plantar cara al imperialismo estadounidense a base de expropiar propiedades a grandes multinacionales, empresas y ciudadanos residentes en la isla. En 1960, el gobierno de Estados Unidos comienza a aplicar medidas de bloqueo contra el recién emancipado país caribeño, pero no es hasta febrero de 1962, cuando la administración de Kennedy recrudecer aún más las medidas para asfixiar al gobierno cubano, incluyendo el cese de la exportación de alimentos y medicinas.
Durante los 56 años de Revolución, los diferentes gobiernos yanquis no han cesado de intensificar lo que muchos todavía mal llaman "embargo", pero que no es más que un bloqueo ilegal diseñado para estrangular al socialismo cubano, sirviéndose de leyes como la Helms-Burton, implantada durante la administración Clinton y que establece que cualquier empresa no estadounidense que mantenga tratos comerciales con Cuba, podrá ser sometida a represalias legales. Pero no sólo Estados Unidos mantiene estas políticas anticubanas, el imperialismo de la Unión Europea, con la denominada "Posición Común" instada en España en 1996 por el gobierno de José María Aznar, rige las relaciones con Cuba de todos los países de esta alianza imperialista.
Si dos cosas han afectado a las generaciones de jóvenes cubanos en las últimas décadas, estas han sido, de forma inevitablemente paralela, por un lado los encomiables logros de la Revolución del 59, y por el otro, el bloqueo criminal e injusto que se le impuso a esta.
Ninguno de ellos conoció en primera persona los cambios que supuso el triunfo de la Batalla de Santa Clara, ni escucharon en directo las ardientes retransmisiones de Radio Rebelde. Las décadas de educación gratuita y de formación de valores revolucionarios que dejaron atrás tantos años de analfabetismo, en ocasiones pueden no ser suficiente estímulo pedagógico para una juventud que, inevitablemente, absorbe costumbres y hábitos importados del capitalismo, traídos por el turismo que llega cada año a la isla desde los años 90, cuando Cuba se abre a este sector como una de las medidas para impulsar su economía, debido al Periodo especial.
Así, una parte de la juventud cubana percibe el atractivo colorido de un envoltorio que no oculta más que una realidad tan llamativa como decadente en la que los jóvenes cuentan con cada vez menos oportunidades de cara al futuro. Los móviles de última generación, las ropas de marca, las tribus urbanas o el "American way of life" seducen a generaciones que ya han crecido con unos sistemas educativo y sanitario públicos, de alta calidad y al servicio de todo el pueblo. Generaciones que, por supuesto, también atraviesan serias dificultades en su vida diaria, debido a que viven en un país económicamente sitiado y cuyo desarrollo no ha dejado de verse obstaculizado, pero que jamás conocerán bajo el socialismo cubano las penurias que han de atravesar en el capitalismo los hijos de la clase trabajadora para poder sostenerse. Y es que en los países capitalistas, a muchos jóvenes nos es más fácil tener acceso a un ordenador con internet, que al sistema educativo o al mundo laboral. A otros, ni eso.
La Revolución cubana lleva 56 años abriéndose paso a mandobles y sorteando los escollos que le ha impuesto la potencia económica más poderosa del mundo, y en materia de juventud como en tantas otras, ha demostrado ser una gran corredora de obstáculos. De más de medio siglo de socialismo cubano ha surgido una juventud humilde, comprometida y trabajadora, pero extremadamente vulnerable ante la propaganda del imperialismo, que cambiará su táctica cuantas veces haga falta, pero jamás su objetivo, y su objetivo hoy, como ayer, es introducir sus manos al precio que sea.
Ante la magnitud del momento histórico, los jóvenes de toda Cuba han de estar a la altura, defender su Revolución y tener muy presente la advertencia que el Che lanzaba al mundo entero acerca de un sistema bestial que jamás viene acompañado de buenas intenciones, ni ofrece nada así como así: No se puede confiar en el imperialismo. ¡Nada!
