La realidad del cada vez más popular deporte urbano

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El deporte urbano, cada vez más reconocido socialmente, crece e intenta definirse como un deporte en sí, aún careciendo de normativas, órganos reguladores o federaciones. Empresas privadas aprovechan que no hay un apoyo económico por parte del estado a estos deportes, para obligar a las asociaciones y organizaciones a depender de los patrocinadores. Este movimiento cultural se encuentra también con la traba de las sanciones económicas con la Ley de Protección Ciudadana, llegando a considerarse algunas modalidades de estos deportes un delito.

El mundo del deporte urbano, ahora en pleno auge, se convierte en una forma de vida social, con su propia moda, sus costumbres... Todo ello atrae a la juventud como una forma alternativa al deporte y la cultura que conocían. Es por esto que la cultura urbana se encuentra en el punto de mira capitalista que busca nuevos mercados. Aparecen entonces grandes inversiones y enormes festivales que afirman buscar solo el desarrollo del deporte y la cultura urbana, cuando vemos claramente que es un negocio de las grandes empresas privadas que se encuentran detrás. Ofreciendo espacios privados para su práctica, creando una división de clase en el deporte, dejando fuera a aquellos que no puedan permitirse pagar por esos espacios, como ocurre con el resto de los deportes.

Actualmente los deportes urbanos se organizan en su mayoría en diferentes asociaciones de deportistas, que se encargan de promover el deporte realizando actividades y competiciones al margen de la federación. Estas asociaciones están formadas por los propios deportistas que ven la necesidad de organizarse para sacar sus proyectos deportivos adelante.

El primer problema con el que se encuentran estos deportistas es la financiación. Actualmente la financiación pública escasea en todos los ámbitos y esto afecta prejudicialmente al entorno deportivo. Sin una subvención pública las asociaciones u organizaciones se ven obligadas a buscar financiación en empresas privadas. Empresas privadas que antepondrán sus intereses a los de la asociación. Se crea entonces una dependencia hacia los patrocinadores y la propia asociación comienza a actuar como una empresa, sumiéndose en el mundo de la competencia y el lucro capitalista. Su actividad se vera directamente afectada por esta financiación.

La juventud que se encuentra trabajando en estas organizaciones y asociaciones se ven imposibilitadas por el trabajo que conlleva a dedicarse a su deporte como tal, a sus estudios y a su trabajo. Por ello muchas asociaciones sin ánimo de lucro terminan necesitando autofinanciarse y sacar dinero para sus componentes, llegando incluso a convertirse en una empresa entrando de lleno en el marco capitalista. Se cerca el camino deportivo para la juventud de extracción obrera ya no solo por las trabas económicas que conlleva, sino porque la juventud se ve obligada a dedicar su tiempo libre a otras tareas.

Por otro lado cada vez más asociaciones y organizaciones consiguen más espacios públicos habilitados para la práctica de estos deportes, pero siguen siendo insuficientes y suelen estar en malas condiciones. Al ser deportes urbanos, es necesario para su practica y desarrollo la utilización de elementos del mobiliario urbano. Los deportes urbanos se encuentran por ello perseguidos y sancionados. La Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana hace imposible la práctica de cualquier deporte en un espacio público no habilitado para ello.

Sin la existencia de federaciones u órganos reguladores de estos deportes que se encarguen de proporcionar un lugar habilitado, de ofrecer cualquier tipo de ayuda o financiación pública para su desarrollo, el deportista urbano se ve obligado a practicar su deporte a costa de ser sancionado por la policía.

Aquellos deportes urbanos que tienen una reciente federación, ven como las personas que la componen -en la mayoría de los casos- al ser un deporte joven, no lo conocen. Se encargan de ello por estar catalogados en un subgrupo de una modalidad de la que se encargaban antes o por ser personas que tenían una relación federativa a través de un club o empresa relacionada con el deporte. Por ello los pocos deportes urbanos que cuentan con una federación ven como las personas que se encuentran en ella priorizan antes sus intereses personales, corporativos o empresariales a los intereses del deporte y sus practicantes, alejándose de las asociaciones y organizaciones de deportistas que había anteriormente trabajando.

Es por ello que vemos la necesidad de la financiación pública al deporte. Pero el sistema no puede afrontar esta financiación. Financiación sin la que las asociaciones y organizaciones de estos deportes jóvenes y urbanos no pueden desarrollarse y prosperar.

Sin unas instalaciones públicas de calidad, el deporte urbano está destinado a la mercantilización, y todas estas necesidades públicas no pueden darse en el momento de crisis que vive el actual sistema capitalista, que se ve incapaz de financiar el deporte y mucho menos, el deporte urbano.

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