Breaking Bad, un argumento imposible en el Socialismo

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En esta nueva entrega de "Aprovecha el fin de semana", Tinta Roja recomendamos la serie Breaking Bad, de bastante popularidad y la cual debíamos tratar más tarde o más temprano.

Nuevamente nos encontramos ante una serie que refleja la realidad del capitalismo salvaje norteamericano, que obliga a un padre de familia a meterse en el mundo de las drogas para poder pagar una operación médica. A lo largo de la serie notaremos el cambio en la mentalidad de clase del protagonista, a la par que se modifica su posición social.

Con esta crítica finalizamos el ciclo de críticas de series y comenzaremos otra serie sobre narrativa para el verano.

La serie comienza con el siguiente planteamiento: a un padre de familia con dos trabajos, un hijo con parálisis cerebral y una esposa embarazada, le es diagnosticado un avanzado cáncer de pulmón que conlleva un costoso tratamiento que no puede pagar. El padre horrorizado con lo que será de su familia en la barbarie capitalista cuando muera, decide producir y vender drogas para dejarles con dinero cuando él falte.

Si el protagonista viviera un país Socialista la serie solo dudaría un capítulo, porque tras ser diagnosticado comenzaria un tratamiento gratuito contra su enfermedad, pero vive en EEUU, un país capitalista en donde tendrá acceso a un derecho como es la sanidad solo si tiene dinero para pagarlo.

Así pues, Walter White (el protagonista), que es profesor de química en un instituto, decide ayudarse de sus conocimientos en química y de un ex alumno camello (Jesse Pinkman) para crear y vender metanfetamina. Lo que le hará adentrarse en el turbio mundo del tráfico de drogas, en donde se encontrará con diferentes personajes que tendrán todos algo en común: su enorme carisma pese a ser antihéroes y/o antagonistas, como Saul Goodman, un abogado de baja estofa que tiene como clientes a criminales de todos los colores, o Gus Fring que personifica el sueño americano, con una cadena de comida rápida llamada "Los Pollos Hermanos", vamos el típico "emprendedor que genera riqueza y puestos de trabajo", pero que realmente es todo una tapadera puesto que es el mayor narcotraficante de Nuevo México.

Walter White gracias a su habilidad "cocinado" acaba creando el "cristal" más puro, lo que hará que gane mucho dinero y fama dentro del mundo del narcotráfico, en el que será conocido con el pseudónimo de "Heisenberg". La vida criminal la tendrá que compaginar con otra vida familiar y además con el cáncer, esa será la materia prima argumental con la que se desarrollarán las 5 temporadas.

Decía Marx que es el ser social el que determina la conciencia, no la conciencia la que determina el ser social y en esta serie se verá perfectamente ilustrado con la evolución del protagonista. De Walter White, un trabajador con dos empleos que es profesor de instituto por las mañanas y dependiente de un lavado de coches por las tardes, a Heisenberg, un rico narcotraficante. Osea un cambio de ser social, con una conciencia distinta, lo que hará que tenga unos deseos y ambiciones antagónicas a los del inicio de la serie.

La serie va de menos a más, muy en línea con la vorágine en la que se sumerge el protagonista, así que no os dejéis engañar si os parecen los primeros capítulos flojos y darle una oportunidad antes de dejarla al poco de empezar.

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