Westworld: La realidad hecha ficción

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Westworld es una serie de televisión creada y dirigida por Joanathan Nolan, estrenada en diciembre de 2016. Su carácter de ficción, mezclado con acción e intriga, la ha convertido en una de las series más renombradas de la actualidad, y la intensidad de esta primera temporada ha conseguido abarcar un público muy amplio.

La serie se sitúa en un parque temático futurista llamado "West World". Como su propio nombre indica, está ambientado en el mundo del "Oeste", lleno de vaqueros, forajidos, prostitutas, indios "salvajes" y toda clase de personajes representativos de esta época y este lugar. Se ha llegado a un desarrollo científico y tecnológico tal que todos estos personajes, llamados "anfitriones", son detallados robots con una fisonomía y comportamiento casi humanos, difícilmente distinguibles a simple vista, que sirven de atracción para los "huéspedes" humanos, millonarios que van a pasar una temporada de adrenalina y experiencias límite a este parque, pudiendo hacer cualquier cosa. No existen límites morales ni éticos, a excepción de que los humanos no pueden recibir daños físicos.

Los grandes avances han conseguido que algunos "anfitriones" incluso lleguen a adquirir consciencia de su condición de mero divertimento de los huéspedes ricachones. El parque temático cuenta con muchos especialistas que se deben encargar de controlar a los robots para que no haya ningún fallo que pueda perjudicar las historias que se van repitiendo en un bucle indefinido, ni tampoco dañar a los humanos que las viven. Durante esta primera temporada de la serie se va desarrollando la trama en la cual diversos robots con una programación de inteligencia y consciencia más elevada empiezan a causar problemas a los gestores del Parque que finalizan de forma violenta e inesperada.

Westworld se puede analizar desde diversas perspectivas. Una de ellas es haciendo un paralelismo con nuestra sociedad y el sistema capitalista y sus formas de dominación hacia el pueblo, las capas populares y la clase obrera, sirviendo a los intereses de la clase capitalista. Puede decirse que la serie utiliza lo que no deja de ser ciencia ficción para plantear a los espectadores, mediante una metáfora exacerbada, hasta dónde pueden llegar con esas formas de control y de dominación al tener el capitalismo todo el desarrollo tecnológico a su servicio.

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En esa metáfora, que parece que sí quiere hacer alusión directa a la composición social de muchas sociedades occidentales, la serie es clara y perfila bien las dos clases a las que quiere dibujar: los huéspedes hacen el papel de clase dominante en esta ficción futurista, y los anfitriones dentro de esta metáfora serían la clase oprimida, en una situación de dependencia e inferioridad ya tal en la que son meros objetos de entretenimiento para complacer todos los caprichos y voluntades de una clase dominante, ociosa y con muy pocos miramientos éticos con respecto a quienes son sus inferiores.

Toda esta metáfora futurista se vuelve aún más interesante cuando, para evitar cualquier atisbo de rebelión, después de cada ronda se les borra la memoria a los anfitriones y se reinicia su cerebro, de forma que así empiezan de cero cada nueva historia, sin recordar las cosas que han sufrido a manos de los "huéspedes". Salvando todas las distancias entre la realidad de nuestra sociedad y lo que no deja de ser una serie de ficción, esto se puede relacionar con la existencia de los trabajadores en el capitalismo: el objetivo es que vayamos a trabajar cada día, trabajando lo máximo y cobrando lo mínimo indispensable para satisfacer las necesidades vitales con tal de que al día siguiente podamos volver a nuestro puesto de trabajo a generar más beneficios que engrosen el poder de las grandes empresas. ¿No les interesaría a quienes manejan este mundo que a los trabajadores se nos pudiese eliminar toda consciencia y memoria? De esta forma no tendrían que preocuparse por nada ya que no habría peligro de perder sus privilegios, y tendrían un sistema de autómatas con el único objetivo de producir para ellos.

La serie nos pone, en conclusión, ante un mundo ficticio, que aunque no debemos ver como ninguna profecía iluminada del panorama hacia el que nos dirigimos, nos presenta una situación social y política que nos hace reflexionar acerca de hasta qué punto la clase en el poder está dispuesta a utilizar todos los medios a su alcance para hacer de las capas sociales inferiores meras autómatas a su servicio, con el espíritu crítico totalmente inhibido, y para reprimir cualquier atisbo de rebelión y de organización.

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