Hay que condenar la represión, pero la "cibermilitancia" no es la solución

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El Estado burgués eleva el grado de represión con la detención de más de 20 jóvenes por expresar su opinión política en las redes sociales. Este episodio se suma a muchos otros de persecución a la juventud obrera y popular consciente. Pero también hemos de reflexionar: ¿Internet es un medio de expresión libre? ¿Debemos implicarnos en la militancia por Internet? ¿La conocida como "cibermilitancia" supone alguna elevación de la conciencia en el conjunto de la juventud? Las redes sociales tienen sus peligros y sus potencialidades, está claro, pero sin organización todo joven queda a merced de la maquinaria represiva del Estado.

Ayer leía perplejo la noticia de que más de 20 jóvenes habían sido detenidos en toda España por dar su opinión política por las redes sociales. La Guardia Civil les acusa de enaltecimiento de ETA. Un caso similar al de Alba, que fue juzgada en la Audiencia Nacional por declaraciones en Twitter a favor de los GRAPO en febrero, o al de Pablo Hásel, el rapero catalán, al cual le pidieron 2 años de cárcel por el contenido de sus letras en marzo de este mismo año.

Por lo visto, el Estado burgués se ha marcado el objetivo de detener a jóvenes una vez por mes, a la par que agrede a aquellos que salen a las calles para manifestarse, como a nuestro camarada de los CJC, Iñaki, que perdió un 90% de la visión de un ojo por una pelota de goma al final de las Marchas de la Dignidad, y otros tantos casos.

La lección que hemos de sacar de esta nueva detención por comentarios en redes sociales, es que la opinión en Internet -igual que en cualquier otro medio- no es libre, sino que está sujeta al carácter de clase del Estado. Es decir, la maquinaria del Estado -con su ley, sus jueces, su policía y sus cárceles- se pondrá en marcha para perseguir a quien, por ejemplo, defienda el encarcelamiento de Botín por su responsabilidad social, mientras que no hará nada en contra del propio Señor Botín cuando su banco ejecuta desahucios a familias obreras. 

No obstante, a pesar de no conceder al Estado burgués ni un mínimo de legitimidad, los comunistas tampoco podemos llevar a cabo una lucha desorganizada contra la burguesía. Sin organización, toda la represión nos dejará multitud de bajas que no podrán sustituirse y que se pudrirán en la cárcel de la manera indefinida.

¿Quién sacará de las cárceles a nuestros presos si antes no hemos desarrollado un movimiento de masas consciente de los riesgos de la propia represión? ¿Quién dará la cara por los comunistas presos si durante su vida no han estado implicado al máximo en el movimiento obrero, en el movimiento estudiantil o en otros movimientos de masas para que resultaran conocidos? ¿Quién llevará la iniciativa en la lucha por su liberación si no está organizado en la Juventud o en el Partido Comunista?

El joven consciente debe plantearse también estas cuestiones. No puede acogerse a la máxima del "radicalismo" porque sí y dejar de lado la cuestión de la seguridad en la lucha revolucionaria. En las redes sociales muchas veces nos apetece echar pestes de todo el mundo, especialmente de los responsables de la actual situación política, pero hemos de ser conscientes de que no es un medio libre y que nuestra opinión será seguramente leída por las fuerzas del Estado.

Además, por otro lado, ¿qué resulta más útil? ¿Dedicar nuestro tiempo a publicar comentarios airados por Internet que solo llegan a gente cercana o dedicarlo a intervenir en nuestro centro de trabajo o centro de estudios para concienciar al conjunto de la juventud? Es un grave riesgo el que existe hoy en día con la denominada "cibermilitancia". El joven cree que está haciendo una amplia actividad comunista por conseguir "retweets" o "me gusta" de sus amigos de la red social correspondiente, cuando a aquellos que llega son un círculo muy limitado, en la mayoría de las ocasiones ya politizado, que no supone ningún tipo de elevación de la conciencia de la masas.

De hecho, este tipo de "cibermilitancia", lo que termina generando es una conciencia en el joven de que lo realmente existente es lo que se mueve a su alrededor, es decir, que la conciencia general de la juventud es la de sus amigos políticos. Así lo que pasa es que poco a poco se va alejando de la conciencia real de los jóvenes. Y, al no tener contacto con las masas, como termina despreciando ese estado real de la conciencia, acaba por recluirse en un círculo vicioso con características sectarias. Todo lo contrario a ese modelo de comunista que decíamos, reconocido ampliamente por las masas y por la liberación del cual lucharán cuando lo detengan.

A modo de conclusión, Internet y las redes sociales, como decía un artículo que publicamos en Tinta Roja hace unos meses, tiene sus peligros y sus potencialidades. Evidentemente hay que condenar la represión del Estado burgués a cualquier persona por expresar su opinión política contraria, pero tampoco nos engañemos: la "cibermilitancia" no es para nada el modelo de militancia comunista que echará a la burguesía del poder. Solo la organización de la juventud contribuirá a la mejora de sus condiciones de vida y, en último término, a la instauración del poder obrero. 


Adrián J. Bertol es Director de Tinta Roja.

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