El Reino Unido prohíbe a los estudiantes extranjeros trabajar mientras estudien, y los obliga a abandonar el país tras acabar su formación

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Ya hace semanas que en el Parlamento Británico se presentó un plan que prohíbe a los estudiantes extranjeros, de fuera de la UE, trabajar mientras estudian. No contentos con ello, además tendrán que abandonar el país al terminar los estudios, y sólo recibirán permiso de trabajo si vuelven más tarde, jamás directamente tras terminar su formación.

Fueron más de 120.000 estudiantes de fuera de la UE los que el año pasado entraron en el Reino Unido, buscando labrarse un futuro que probablemente su Estado les niega, intentando acceder a una educación pública cada vez más cara en todas las partes del mundo y buscando un puesto en el mercado laboral cada vez más precario. El Ministro del Interior dice que esta medida es "mano dura contra el fraude de visados", y el de Inmigración que existen "delincuentes de la inmigración que quieren vender un acceso ilegal al mercado laboral británico que mucha gente está dispuesta a comprar" y que "los contribuyentes que ayudan a financiar universidades sostenidas con fondos públicos esperan que estas proporcionen una educación óptima, no una puerta clandestina a un permiso de trabajo".

Más allá de las palabrejas de los políticos burgueses británicos, ésta no es más que una medida más contra la inmigración, contra la juventud de extracción popular que se ve forzada a emigrar. Es típico de los estados capitalistas desarrollados expoliar y desangrar a un país y luego prohibir que sus habitantes vengan al propio en busca de una oportunidad para trabajar y ganarse la vida. Es también habitual, como sucedió en Bélgica, expulsar a extranjeros de otros países desarrollados más golpeados por el paro. La ley Belga de expulsión de todos los españoles que no encontraran trabajo en menos de tres meses aun está grabada en la cabeza de más de 300 jóvenes de nuestro Estado. Tantas otras leyes, más explícitas o más escondidas, caminan en esta dirección. En una época en que el paro alcanza cifras astronómicas en toda Europa -y obviamente en el resto del mundo- y en que las oportunidades en los países menos desarrollados son poco a poco devoradas por el imperialismo, la inmigración se hace cada vez más numerosa y a la vez más forzosa para millones de jóvenes. Los Estados capitalistas, los mismos que engendran mundialmente la miseria de la juventud, ahora nos niegan cada vez más la posibilidad -la libertad al fin y al cabo- de estudiar y buscar trabajo donde nos parece que tenemos más posibilidades. Concretamente, además de expulsar del país a centenares de miles de estudiantes cualificados, esta ley que nos ocupa está prohibiendo trabajar a los extranjeros mientras estudian, trabajos que en la mayoría de ocasiones son el único sustento del estudio: ¿cómo sino van a pagar las universidades, los pisos, la comida y los materiales los jóvenes extranjeros que intentan salvar su vida en el Reino Unido? La medida implica implícitamente que miles de jóvenes dejarán de ir al país, pues sin trabajo no podrán pagar sus estudios.

Por otra parte, y ya que estamos analizando la ley, no pasemos por alto el contenido xenófobo que tiene. Se erige en toda Europa, la Europa imperialista que expolia África y Asia, un engaño monstruoso: en tiempos de crisis los Estados nos querrán hacer creer que el enemigo, el que nos quita el pan, es el extranjero que no tiene ni migas en su país. De esta forma dividen a la clase obrera y dividen a la juventud, que en lugar de luchar unidos contra los explotadores de todos los países, son intoxicados con este "los extranjeros que estudian aquí, que no trabajen", o con el típico "todos los árabes y africanos de nuestro país, que se vayan", o con el cada vez más típico "todos los españoles que no encuentren trabajo, fuera de nuestro país".

Los ministros burgueses que impulsan la ley dicen que es una medida contra la inmigración clandestina. No obstante, un análisis más profundo de la misma deja ver claramente cómo supone un freno al desarrollo académico y vital de miles de jóvenes, cómo rezuma xenofobia, al no dejar trabajar al joven estudiante extranjero mientras sí lo puede hacer el británico, cómo el Estado Británico dice "idos de aquí" a quienes previamente ha dejado sin casa y sin trabajo, sin futuro.

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