100 años después el mundo se sigue estremeciendo. Actualidad sobre la historiografía de la revolución rusa

Usar puntuación: / 3
MaloBueno 

100 aos despues

"El objetivo no solo debe ser que nuestro pueblo conozca los logros alcanzados por la Unión Soviética en materia educativa, sanidad, cultura, internacionalismo..., sino que además tenemos que ser capaces de hacer entender a la clase obrera y sectores populares que el camino trazado en 1917 será el mismo que debamos afrontar para resolver los problemas actuales de desempleo, desigualdad, alienación, empobrecimiento..." Y es que los y las jóvenes revolucionarias no olvidamos, seguimos estudiando, aprendiendo, cultivando y superando el ejemplo. No en vano, el IV Campamento de los Colectivos de Jóvenes Comunistas que se celebrará en agosto de 2017 porta como lema Estudiar, aprender y luchar. 100 años después: contra la miseria capitalista, seguiremos el ejemplo de Octubre, del mismo modo que el XIX Festival Mundial de la Juventud y de los Estudiantes (FMJE) se celebrará en la ciudad rusa de Sochi en el segundo semestres de 2017 en homenaje al centenario de la Revolución de Octubre.

Pero no solo los y las herederas de Octubre – que nunca hemos perdido este indispensable hecho histórico de nuestros horizontes- hablamos durante estos días de la Revolución Rusa. El cronista John Reed, ante su experiencia directa en la insurrección de Petrogrado, empleó la fórmula de Diez días que estremecieron al mundo[1], haciendo hincapié, en primera persona, no solamente del gran cambio e impacto que significó para el mundo en guerra lo que aconteció en octubre de 1917 en el antiguo Imperio Ruso, sino que sentó las bases historiográficas del seguimiento y continuación de la revolución bolchevique hasta después del triunfo, 72 años después, de la Contrarrevolución. De hecho, fue recomendado por el mismo Lenin, tal y como enuncia en el prefacio de la edición norteamericana: “Después de haber leído, con inmenso interés e inalterable atención hasta el fin el libro de John Reed, Diez días que estremecieron al mundo, desde el fondo de mi corazón lo recomiendo a los obreros de todos los países (…) [y que] sin duda alguna, ayudará a esclarecer este fundamental problema del movimiento obrero universal”[2].

Junto con este primer estudio – que podríamos catalogar prácticamente como Historia del Presente- de John Reed, el historiador liberal (que había sido funcionario del Foreing Office para Europa del Este y declarado rusófilo) E.H. Carr narró, desde el punto de vista de las diplomacia, pero haciendo un importante ensayo político y económico en 14 tomos la experiencia de la URSS, Historia de la Rusia Soviética, de los que los tres primeros tomos se centraron en la Revolución y la Guerra contra los contrarrevolucionarios blancos (1917-1923)[3].

Ciertamente, 100 años después, Octubre sigue dando - afortunadamente- mucho que hablar y “nuestra responsabilidad es analizar todos los hechos sucedidos previamente, durante y después de la construcción socialista en la URSS para poder extraer valiosas enseñanzas prácticas en nuestra batalla contra el capitalismo español y mundial, y de esa forma poder enriquecer con nuestra experiencia política la ciencia del marxismo-leninismo.”[4] Sin embargo, ríos de tinta, con más poco que mucho acierto, se llevan vertiendo esta primera parte de 2017 que no hacen sino, aunque enarbolando la bandera de la información y la democratización de la historia, pasar de puntillas por las causas y consecuencias de los hechos, centrándose en la banalización e instrumentalización (con fines muy poco loables), repitiendo clichés arcaicos y removiendo las mentiras de la basura propia.

Por ejemplo, bajo el titular “¡Qué importan los hechos! ¿Lo sucedido en Rusia entre febrero y octubre de 1917 fue una revolución social o un golpe de Estado que impuso un partido único? (…) ¿Fue lo que vino después una revolución social, en la que una clase social consciente, el proletariado, con el apoyo del campesinado, se hizo con el poder para transformar la sociedad destruyendo a la nobleza y a la ascendente burguesía? ¿O fue un golpe de Estado, que liquidó las primeras conquistas democráticas de la revolución para imponer por medio del terror el poder de un partido único?” [5], el historiador felipista, próximo al PSOE, y cuya máxima en los últimos años ha sido defender el proceso de la Transición como “modélica” (sic.), Santos Juliá, centra y limita su análisis a una pregunta que, sin darle muchas vueltas, el lector ya está predispuesto a responder. Tal es tal predisposición que Santos Juliá ni siquiera se molesta en responderla, más allá de enumerar el posicionamiento del mundo intelectual que, curiosamente, más descontento mostró y más fue loado, en especial en el escenario de la Guerra Fría, por la propaganda occidental.

Sin embargo, el que sí responde a la pregunta de Juliá sobre si lo que Rusia vivió en Octubre de 1917 fue golpe de Estado es Julián Casanova en su reciente libro con un rotundo “los bolcheviques no dieron un golpe de Estado, porque no había Estado[6]. En La venganza de los siervos[7], en el mercado desde hace unos días, el historiador de la Universidad de Zaragoza pretende desmontar, a partir de los últimos avances historiográficos todos los mitos que rodean la Revolución de Octubre. A pesar de tener una visión de conjunto y bastante más rigurosa que mucho que lo que se ha escrito, en especial en los primeros años, reproduce la tesis que compara la Rusia soviética con dictaduras fascistas o habla de revolución fallida, aunque sí recoge elementos como la gran campaña antisoviética llevada a cabo por los antiguos aliados desde 1945 para contrarrestar la gran cantidad de víctimas mortales que la URSS había sufrido en la Segunda Guerra Mundial, o la importancia del contexto bélico de 1917, subrayando que los únicos que entendieron – y ejecutaron- la necesidad y reivindicación del pueblo ruso de salir de la guerra fueron los bolcheviques.

Pero, además, aunque levemente, La venganza de los siervos es uno de los primeros estudios de esta ola de publicaciones que no reproduce, y que contradice directamente otra de las tesis más repetidas por la propaganda – y también historia- antisoviética: la de la continuidad entre el Imperio Ruso y la URSS en la personificación del líder, afirmando algo así como que Lenin (y por supuesto, luego Stalin) eran el nuevo zar. Es el caso del liberal Richard Pipes[8], que fue nada más y nada menos que asesor de Ronald Reagan, resume, con gran simplicidad -que no sencillez- y desvergüenza el legado de la Revolución de Octubre en “La Revolución Rusa fue uno de los sucesos más trágicos del siglo XX. No hubo absolutamente nada positivo ni grandioso en aquel acontecimiento. Entre otras cosas, arrastró a la humanidad a la II Guerra Mundial. Los sóviets establecieron un régimen de terror sin precedentes.”[9] Lamentablemente, las acusaciones de “sadismo” viene de alguien que asegura que se especializó en estudios soviéticos porque, en la época, “era un campo abierto en el que hacían falta especialistas”[10], como el que se mete a comercial o a administrador de empresas, y que, además, reproduce paradigmas más que próximos al darwinismo social como que el pueblo ruso está destinado y persigue el autoritarismo, desde Iván el Terrible a Lenin, Stalin y, hoy, Putin.

En el lado opuesto, debe resaltarse la reedición de la original visión de Neil Faulkner y de su People's history of the Russian Revolution[11]. La original de este estudio reside en la centralidad que se le otorga al pueblo ruso en la revolución, donde el carácter social es un elemento clave y se muestra cómo un movimiento de masas de millones de personas, organizadas en asambleas democráticas y movilizados por la acción militante, destruyeron un régimen de señores. Faulker rechaza la caricatura del Partido bolchevique como unos conspiradores autoritarios, afirmando que la experiencia revolucionaria de 1917 no constituyo una explosión de democracia y creatividad[12].

Finalmente, destacaremos otro de los escritos que, en territorio nacional se han adscrito - claramente más por razones económicas que por difusión de conocimiento sin ánimo de lucro- a la ola de publicaciones sobre la Revolución de Octubre. El periodista, novelista y pseudoespecialista Juan Eslava Galán se ha atrevido con este periodo para su La Revolución rusa contada para escépticos[13], reutilizando el título del que se sirvió para hablar de la Guerra Civil Española con, según él, humor y, desde luego, poco rigor. Su facilidad para ser leído, con pocos datos, mucha prosa periodística y nada de seriedad, le augura buenas ventas con la falsa promesa de “liquidar el mito”. Así, el llamado maestro de la divulgación[14] afirma de Lenin que “No tenía escrúpulos. Hizo triunfar la revolución pisando cabezas e imponiendo una autocracia similar a los zares, pero de corte comunista”[15] y que “el comunismo es la última gran religión monoteísta, con un fundador mesiánico tipo Jesucristo, Marx, y un aplicador, una especie de San Pablo, que sería Lenin”[16]. Como vemos, los mismos perros, pero con distintos collares, las mismas frases, pero con distintos adverbios, que no desvelan más que una mezcla de desprecio, difamación, y, digámoslo, miedo, a estos hombres y mujeres, este pueblo y esta experiencia que estremeció el mundo.



[1] John Reed: Diez días que estremecieron el mundo, Biblioteca Virtual Universal, 1919. En línea: http://www.biblioteca.org.ar/libros/142524.pdf

[2] V.I. Lenin: “Prefacio”, en John Reed: Diez días que estremecieron el mundo, Biblioteca Virtual Universal, 1919. En línea: http://www.biblioteca.org.ar/libros/142524.pdf

[3] E.H. Carr. “La revolución Bolchevique”, tomos 1, 2 y 3, en Historia de la Rusia Soviética,  Madrid, Alianza Editorial, [1950] 2014 (reedit.)

[4] Comisión Política de los Colectivos de Jóvenes Comunistas: “Ante la miseria del presente, es hora de traer el futuro de vuelta. En el centenario de la Revolución Socialista de Octubre nos toca: aprender, luchar y avanzar”, 12 de enero de 2017

[5] Santos Juliá: “¡Qué importan los hechos! ¿Lo sucedido en Rusia entre febrero y octubre de 1917 fue una revolución social o un golpe de Estado que impuso un partido único? La respuesta a esa pregunta ha provocado un debate que dura 100 años”, El País, 30 de enero de 2017: http://cultura.elpais.com/cultura/2017/01/27/babelia/1485532030_075027.html

[6] “Julián Casanova desmonta los mitos que rodean a la revolución rusa” en Las mañanas de RNE, Radio Nacional de España, 17 de mayo de 2017: http://www.rtve.es/radio/20170517/julian-casanova-desmonta-mitos-rodean-revolucion-rusa/1548660.shtml

[7] Julián Casanova: La venganza de los siervos. Rusia 1917, Barcelona, Crítica, 2017.

[8] Richard Pipes: La Revolución rusa, Debate. Barcelona, 2015 (reedit.)

[9]  Eduardo Lago: “Richard Pipes: “No hubo nada positivo ni grandioso en la Revolución Rusa””, El País, 27 de enero de 2017:

http://cultura.elpais.com/cultura/2017/01/27/babelia/1485532487_550316.html

[10] Ibid.

[11] Neil Faulkner: People's history of the Russian Revolution, London, Pluto Press, 2017.

[12] “People's history of the Russian Revolution“: https://www.marcialpons.es/libros/a-peoples-history-of-the-russian-revolution/9780745399034/

[13] Juan Eslava Galán: La Revolución rusa contada para escépticos, Barcelona, Planeta, 2017.

[14] César Cervera: “Juan Eslava Galán: «Lenin no tenía escrúpulos. Hizo triunfar la revolución rusa pisando cabezas»“, ABC 4 de abril de 2017:  http://www.abc.es/cultura/libros/abci-juan-eslava-galan-lenin-no-tenia-escrupulos-hizo-triunfar-revolucion-rusa-pisando-cabezas-201704042251_noticia.html

[15]  Juan Eslava Galán: La Revolución rusa contada para escépticos, Barcelona, Planeta, 2017 y César Cervera: “Juan Eslava Galán: «Lenin no tenía escrúpulos. Hizo triunfar la revolución rusa pisando cabezas»“, ABC 4 de abril de 2017:  http://www.abc.es/cultura/libros/abci-juan-eslava-galan-lenin-no-tenia-escrupulos-hizo-triunfar-revolucion-rusa-pisando-cabezas-201704042251_noticia.html

[16] Ibid.