Los libros del año pasado no valen ¡Tira y compra!

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Ya nos han acostumbrado: en los cajones de nuestras casas se amontonan, desde la primaria hasta el Bachillerato, decenas de libros de texto, pero nuestros hermanos pequeños no pueden utilizarlos. ¿Por qué? Porque hay unos nuevos, y toca comprarlos. De media, más de 100 euros por estudiante, que llegan a los 200 en algunos niveles educativos. ¿Tiene sentido esta renovación constante o es una estratagema para comprar y vender, para hacer negocio? Investiguemos.

La primera información importante para responder a la pregunta es la naturaleza de las editoriales. Los libros de texto escolares no los produce el Estado, y éste tampoco influye en la totalidad de sus contenidos. Esto significa que son las editoriales, empresas privadas, las que desarrollan los libros, los renuevan y distribuyen. Además, también tienen relativa potestad de meter unos contenidos u otros.

Cada poco, normalmente uno o dos años, los libros se renuevan. Las editoriales alegan un cambio, una mejora, una renovación en los contenidos. La realidad, atestiguada por numerosos profesores y catedráticos, y por cualquier que ojee varias ediciones consecutivas, es que tales cambios se refieren a aspectos formales, a cuestiones muy superficiales o que son una simple reordenación del contenido. Además, como señalaba Paco García, profesor de la universidad de Sevilla, el año pasado, "los profesores, año tras año, suelen enseñar el mismo contenido básico y no los pequeños retoques innovadores".1 En definitiva, se nos vende una mejora que no es real, con el único fin de seguir vendiendo año tras año, de continuar haciendo negocio, mientras esto repercute en los bolsillos de los padres y madres de todo el estudiantado, sobretodo en las familias más perjudicadas económicamente.

Además, la LOMCE implica un cambio de enormes dimensiones en los contenidos de las asignaturas, una excusa de peso para renovar toda la colección. Cerca de 180 asignaturas distintas, de distintos cursos y en distintas lenguas, deben renovarse con la nueva ley. Las consecuencias de esto: gasto para los padres, beneficio para las empresas editoras y, por efecto dominó, para las grandes superficies que venden los libros. Lamentablemente, la papelería de barrio no percibe ingresos tan sustanciales, siendo su venta a pequeña escala.

Por si acaso, el los últimos años, los fondos del Gobierno para las ayudas a la compra de material escolar no han hecho más que bajar. En 2014 habían bajado ya un 45%2, es decir, se dan la mitad de ayudas para libros cada vez más caros; la mitad de ayudas para las cada vez más familias con más miembros en paro y con peores salarios. Sí, los libros son más caros cada año: este año subirá el precio un 1,1%3, que debe sumarse a las continuas subidas de los años anteriores.

Es interesante recordar, además, que los libros de texto no son en ningún caso obligatorios. Los centros pueden perfectamente elaborar su propios materiales o utilizar otros métodos didácticos mientras aseguren el aprendizaje de los contenidos estipulados.

Aun con todo, existen multitud de iniciativas para amortiguar la estafa: bancos de libros, compras compartidas, donación de libros... que normalmente son impulsadas por asociaciones de padres y madres, de vecinos, centros obreros, culturales y, en alguna ocasión, por Ayuntamientos.


1 https://www.diagonalperiodico.net/saberes/27722-por-se-cambian-libros-texto.html

2 http://www.eldiario.es/sociedad/editores-preparan-libros-inestabilidad-LOMCE_0_215578969.html

3 http://web.eldia.es/sociedad/2016-08-31/1-gasto-medio-alumno-sube-solo-curso.htm