La Eurocopa de Francia: no hablemos de política

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Seguramente, uno de los temas de conversación más repetidos entre la juventud en las últimas semanas, junto a las elecciones del 26J, la Selectividad, la precariedad de los trabajos de verano, las vacaciones (o la imposibilidad de irse de vacaciones) y la falta de posibilidades de ocio económico y alternativo para el verano haya sido la Eurocopa de fútbol, que en estos días termina de disputarse en Francia. Seguramente, tú, joven, te guste o no el fútbol, has escuchado y participado en conversaciones sobre los equipos revelación, el varapalo de selecciones como España o Inglaterra, la disputa entre la tensa política francesa y la celebración de este evento o, incluso, habrás repetido la metáfora de “el opio del pueblo” criticando el poder de convocatoria de masas de este deporte.

Un partido que no sólo se juega en el estadio.

Seguramente, tú, joven, te guste o no el fútbol, habrás oído hablar de la dura batalla que desde hace meses se libra entre la clase obrera francesa organizada por sus sindicatos y el gobierno “socialista” de François Hollande y Manuel Valls. Probablemente, te habrás indignado por el silencio manifestado por parte de los medios de comunicación españoles, silencio que rozaba la ocultación. E, incluso, posiblemente también te haya reventado la relación entre esta desinformación y la frivolidad con la que se han tratado y repetido hasta la saciedad otros temas de “actualidad”. Sin ir más lejos, y sin desviar los focos de la Eurocopa, habrás oído hablar especialmente de los disturbios en Marsella entre hinchas rusos e ingleses o, más típicamente, de las anécdotas de grupos de españoles que iban en coche a Niza, Burdeos o Toulouse a ver a los partidos de la selección.

Pero, tú, joven, en el caso de que te guste el fútbol, difícilmente habrás podido pagarte una entrada. Ciertamente, tampoco han podido la mayoría de jóvenes franceses, sí, esos mismos que gracias a un decretazo gubernativo de esta semana tendrán que hacer frente a una reforma laboral que ni en sus peores pesadillas se habrían imaginado. Fácilmente, estos jóvenes, sus familiares, sus amistades, sus compañeros y compañeras de clase o trabajo, sus vecinos y vecinas hayan salido a la calle, paralizando el país en sectores estratégicos como los transportes o el abastecimiento de gasolina, cerrando las universidades, celebrando una huelga general y varias huelgas sectoriales cada semana [1].

Porque si regularmente alguien de tu entorno ha puesto el grito en el cielo por las dificultades de los pobres aficionados que solamente querían disfrutar del espectáculo deportivo y no han podido acudir por la paralización y las huelgas de trenes y de aviones, tú habrás hablado de aquel otro joven francés que lucha por sus derechos y, fácilmente, hayas hecho alguna llamada al internacionalismo proletario y a la solidaridad entre los pobres del mundo. Esencialmente, habrás planteado la pregunta de, ¿pero quién está pagando todo? ¿Quién paga el mantenimiento, la seguridad, la publicidad? Exactamente, pensarás, el pueblo francés, con sus impuestos y con su trabajo, les guste o no el fútbol.

Y, paradójicamente, tú, joven, te guste o no el fútbol, hayas oído hablar de las recomendaciones distribuidas por el Gobierno francés, que, bajo el epígrafe titulado "Comportarse bien dentro y en los accesos a los estadios", pedía al asistente que "no exprese opiniones políticas, ideológicas, injuriosas, racistas o xenófobas" [2]. Y, seguramente, te acordases de aquella máxima de nuestros abuelos de que no hay que hablar ni de política ni de fútbol en la mesa y pensases que, menos mal que la clase obrera francesa estaba saliendo a la calle, e incluso te diese envidia, y todo eso en medio de la Eurocopa. Aunque en la mesa de tu casa a mediodía, efectivamente, no se hablaba ni de religión y política, porque el telediario tampoco lo hacía. 

Probablemente también te suene una historia sobre algo así como que en Francia llevan desde noviembre con unas medidas excepcionales en vigor, llamadas Estado de Emergencia, que en pos de la seguridad nacional y de la lucha contra el terrorismo internacional, han supuesto un recorte de libertades y un repunte de la xenofobia. Sí, paradójicamente el gobierno francés pide evitar el manifiesto de “opiniones políticas, ideológicas, injuriosas, racistas o xenófobas" cuando los continuos registros policiales arbitrarios, las campañas mediáticas islamofóbicas (y por extensión, arabofóbicas) y el gran repunte del Frente Nacional en las últimas elecciones regionales ha hecho más por la xenofobia que cualquier discusión política en los accesos del estadio.

¿Se puede hablar de “lo estrictamente deportivo”?

Ciertamente, también habrás oído aquel escándalo, sobre el que desde que España fue eliminada no se habla, de un portero involucrado en una red de abusos, violencia y prostitución y siguiese chocándote que no haya que hablar de política, sino sólo de fútbol. Probablemente también te pasara con las imágenes de aficionados ingleses en las calles de Lille ridiculizando y riéndose de indigentes [3], o con aquel futbolista italiano apoyando a la recién elegida alcaldesa de Roma, perteneciente a un partido con ciertos paralelos fascistas, compañero de selección de aquel portero que hace unos años llevaba una camiseta con el número 88 [4]. Indudablemente, estarás al tanto de la estrecha relación de ciertos grupos de la hinchada de ciertos equipos de fútbol con la extrema derecha, aunque fácilmente hayas oído hablar, esencialmente, en esta Eurocopa, de los casos de Rusia, Polonia, Hungría o Alemania, porque los medios españoles tampoco hablaron mucho de los grupos neonazis que cruzaron los Pirineos en dirección a Niza, sobre todo porque al ministro Fernández-Díaz “no le constaba”[5].

Normalmente, sí te suene una noticia, a ti, joven, que te gusta o no el futbol,  en relación a la agresión de un grupo de hinchas rusos a unos españoles en Alemania. Seguramente te suene de algo la ciudad de Colonia, lamentablemente conocida tras la pasada Nochevieja, y, probablemente, hayas pensado en los estragos que hace el alcohol y el fanatismo futbolístico, que hasta en Alemania llegan los altercados. Pero, probablemente, algo te huela a chamusquina, y no te extrañes al saber que esos hinchas rusos realizaron dicho ataque porque los españoles estaban colocando unas pegatinas antifascistas, en contra del Hogar Social, un grupo neonazi de Madrid [6].

Así que, extrañamente, tú, joven, consciente de la estrecha relación de fútbol y política, te guste o no este deporte, hayas podido mantenerte ajeno al bullicio de la Eurocopa este último mes. Si no te gusta, agradecerás que termine, y te importará bien poco quién gane, más allá de alguna empatía especial que sientas por alguna selección, sobre todo estos combinados tan simpáticos que se han jugado la competición por primera vez, o que hace mucho tiempo que no la jugaban, y que han estado, a veces, cerca de derribar a los gigantes. Pero, si te gusta, en las conversaciones de parque, de bares, de comida en familia, de centros deportivos o de pausa en el estudio o en el trabajo, aparte de todo esto, seguramente también comentases maravillado el juego de las selecciones de Irlanda y de Irlanda del Norte, la actitud de alguno de sus jugadores, o la humildad de Islandia, Gales o Albania. Probablemente también criticases la marginalización del fútbol femenino, o la mercantilización patriarcal de los cuerpos en los cientos de reportajes sobre “las novias más guapas de los jugadores de la Eurocopa” [7]. Y, no sin nostalgia, puede que incluso recordases y evocases la frase de Eduardo Galeano:

“El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue” [8]

Pero en la mesa, no se habla de política ni de religión, así que nos ceñiremos a lo estrictamente deportivo… si es que eso existe.


[1]  http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/14/actualidad/1465886786_716533.html

[2]  http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/10/actualidad/1465569157_746495.html

[3]  http://www.abc.es/deportes/futbol/eurocopa/francia-2016/abci-hooligans-ingleses-humillan-unos-ninos-lille-201606151855_noticia.html

[4] http://elpais.com/diario/2008/10/06/deportes/1223244021_850215.html

[5]  http://www.abc.es/deportes/futbol/eurocopa/francia-2016/abci-quincena-ultras-espanoles-retenidos-niza-201606172117_noticia.html

[6] http://www.elmundo.es/deportes/2016/06/17/57641bd646163fb9458b457c.html

[7] http://www.abc.es/estilo/gente/abci-instagram-esta-alineacion-mujeres-jugadores-seleccion-espanola-201606091000_noticia.html

[8] Eduardo GALEANO : El fútbol a sol y sombra, Siglo XXI, Barcelona, 2003

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